Conozco mejores cristianos que muchos bautizados. Conocí a personas que luego fueron asesinadas por servir a los suyos, en contra de intereses mezquinos. Jamás conocí, hasta que salió en las noticias, de la vida de Orlando Antonio Hernández, asesinado el 22 de agosto de 2006. Cuando supe hace unos días que había una investigación por su asesinato y que este proceso estaba radicado en Bogotá me llamó bastante la atención.
Al entonces bombero de Arauca y fiscal del Sindicato de Trabajadores de Palestina (Sintrapalestina) lo mataron en tierras caldenses, a unos 40 minutos de Manizales en el sector de La Plata, zona rural de Palestina. Lo normal es que sean las autoridades judiciales de Caldas quienes manejen el proceso, la investigación y demás asuntos relacionados, pero no es así.
Para captar aún más la atención sobre el hecho, me di cuenta que en el exterior los organismos internacionales de Derechos Humanos están más interesados en sostener la denuncia por este homicidio que en el mismo país. Agencias de habla hispana, inglesa, francesa y alemana registraron el homicidio. Otra relacionó el crimen como un hecho ejecutado por fuerzas paramilitares. Entretanto, en Caldas por poco se nos olvida que este vil asesinato ocurrió.
Inclusive debo advertir que cuando consulté a organizaciones sindicales para conocer más de la víctima, les resultó difícil hasta recordar el nombre de Hernández. LA PATRIA, que es prácticamente la gran memoria y conciencia de los sucesos de Caldas, registró en su momento que el asesinado era el bombero insignia de Arauca (Palestina).
Un exalcalde del municipio dijo con ligereza en esas fechas que la muerte fue por problemas personales. Ya nos estamos dando cuenta que ello puede significar que alguna fuerza política con brazo armado asumió la labor limpia de Hernández en favor de su gente como algo en contra de oscuros intereses personales y/o de un grupo.
Por razones injustificadas el homicidio apenas aparece con expediente abierto en Bogotá desde hace tres años, es decir, cuatro después de cometido el delito. Este mes la justicia vinculó de manera formal a cuatro personas, todas de Arauca, a la investigación por el asesinato, entre ellas está el diputado Carlos Hernán Serna Trejos. Al cabildante lo capturaron el pasado jueves (21 de marzo).
A los medios nos habían llegado informaciones que dan cuenta de que este político liberal, una mujer y otros dos hombres, estos dos últimos hasta ahora limpios ante la justicia pero de cuestionadas actuaciones en el corregimiento de Arauca, estarían relacionados con el homicidio. Inclusive logramos acceder a los detalles que dan cuenta de su vinculación.
Independiente de lo que suceda en este asunto, porque dicho sea con claridad prevalece la presunción de inocencia, es reprochable que pasados siete años las primeras actuaciones, aún insipientes, apenas se hayan producido, tratándose de la violación al derecho más importante: la vida. Es lamentable que el asesinato del bombero tan querido siga impune.
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