Entre hacer política con la seguridad y hacer una política de seguridad

Por fortuna había un evento nacional en Manizales el miércoles 31 de octubre y jueves 1 de noviembre, con alcaldes del país y Presidente de la República a bordo. Me pregunto qué dijeron el Alcalde de Manizales y su Secretaría de Gobierno el pasado lunes, cuando este medio reportó dos muertos. ¿Qué habrían dicho el pasado miércoles sobre los cuatro homicidios, sin la visita de los mandatarios al cómodo Termales El Otoño?

Este tipo de encuentros, al igual que las cumbres de gobernadores, de concejales y de diputados son evidentes espacios políticos e improductivos para el desarrollo social. Ello sin contar lo que le cuesta organizar el evento.

En cambio son oportunos para la retórica con la garantía de una muy buena resonancia. Eso lo aprovechó bien el mandatario Jorge Eduardo Rojas para puyar, literalmente, a la Policía, como si el alcalde no pudiera hacer más que echarle en cara a los uniformados la plata (de los ciudadanos) invertida en motos y equipos de tránsito, que es básicamente lo que ha sucedido. Hasta sugirió la contratación de vigilancia privada. Demagogia.

Lo que ha dicho dejó ver su visión de seguridad, como si el gobernante no tuviera al alcance más herramientas. No hay duda que con esa declaración el mandatario quedó muy bien ante sus colegas. Lástima que Rojas necesitó tener a esos alcaldes reunidos y cuatro homicidios para hablar de lo que hace meses los foristas de www.lapatria.com, los oyentes de noticias radiales y en general los manizaleños gritan como un pedido de auxilio.

Con razón que además de echar la firma para dar motos y equipos, jamás se le escucha ni hace algo acerca de lo otro que constitucionalmente está facultado para hacer.

1. Gestionar ante la Octava Brigada la restricción de armas de fuego aún con salvoconducto. ¿Acaso no sabe el alcalde que en esta ciudad circula buena parte de las 36 mil armas que hay legales en Caldas? Ni hablar de las ilegales. Hasta alias Tilín, hoy condenado por su participación en el homicidio del periodista Orlando Sierra, reconoce que legalizó unas armas de fuego.

2. Poner en cintura los sitios de rumba: bares, discotecas, prostíbulos y cantinas. Aabemos que en la morgue amanecen muchos que horas antes han salido de estos sitios a darse puñaladas. Esa es una responsabilidad que esos negocios deben compartir para aportar a la seguridad.

3. Toque de queda ya que el decreto de restricción para menores no funciona. Ello partiendo de que es tan grave la situación como lo reconoce el mismo mandatario.

4. Más pie de fuerza de inmediato, en vez de esperar la paquidérmica acción del gobierno central. Ojo con los cuadrantes, que no tienen policías suficientes.

5. Arreglar las cámaras de vigilancia que en este momento ni de elemento decorativo sirven.

6. Eficiencia en el Plan San José. La renovación completa de esa zona, que impacta de forma directa en la Galería y se refleja en el resto de la ciudad, sería un formidable paraguas contra la inseguridad, porque en este momento es la ventana más rota que tiene Manizales. Recomiendo releer "Estrategia de la ventana rota".

7. Ya que el alcalde ha expresado que la situación es tan extrema, puede ser una opción solicitar la colaboración del Ejército.

Sí hay más herramientas para darle seguridad a la ciudad, pero no se usan, más allá de gastarse la plata de nuestros tributos en motos y tiqueteras electrónicas. Esperemos como ciudadanos que el alcalde haya aprendido de su encuentro con sus colegas. Por ejemplo, tuvo cerca al de Bogotá, Gustavo Petro, a quien no le va bien en muchos aspectos de su gestión, pero está ganando el año en cuanto a la seguridad de una ciudad 20 veces más poblada que la nuestra.

Ahora que pasó el cuarto de hora para hacer política con la seguridad, debería demostrar capacidad para liderar una política de seguridad.