Corría el año 1780; el obispo de Nimes (Francia), Espíritu Flechier, estaba predicando unos sermones de Adviento en la capilla del palacio de Versalles y allí estaba entre los asistentes el rey Luis XVI, quien gobernó de 1774 a 1791 cuando fue condenado a la guillotina. Poseo el texto completo de aquel sermón que el obispo predicó sobre el tercer domingo de Adviento. Habló de Juan Bautista, de su invitación a preparar los caminos al Señor por una conversión a la Caridad. Para el domingo cuarto figura en la lista la asistencia de su esposa, María Antonieta de Austria. El hecho que llama la atención está publicado en un libro de 1785 (cumple ya sus 238 años), con hojas gruesas, cubierta en cuero de animal; tiene el sello de la imprenta: la de Benito Cano en Madrid.
Es llamativo que en aquella época aún en las altas cortes se predicaba en tiempos especiales como Adviento y Cuaresma; de igual manera se tenían retiros espirituales en todas las parroquias y capillas de veredas para todo el pueblo. Adviento es un llamado a renovar la vida creyente. Los autores de vida espiritual insisten en la necesidad de tener metas felices en la vida. San Ignacio de Loyola habla de poner “principio y fundamento a la vida”, base firme como roca; se anota además que podemos tener confianza en quien tiene “una idea fuerza” , un horizonte claro.
Quien maneja un velero en el mar sabiendo hacia el puerto a donde se dirige no teme las tempestades o la neblina, porque siempre seguirá el sendero fijo hacia la meta final. De igual manera quien se propone ideales en la vida da pasos de avanzada y no verá la rutina o el aburrimiento acomodarse en su existencia. Adviento es tiempo de revisar, quitar los estorbos, clarificar metas y rumbos; así como el exterior se ilumina bellamente, de igual manera cada uno debe llenar de luz la existencia. Este tiempo es de extraordinaria valía para resaltar los signos de Navidad; el pesebre, la novena en familia o en grupos y comunidades dan un empuje a la vida solidaria, cercana, gozosa, fraterna, alegre, que supera barreras y crea acercamientos saludables. Para todos llega Navidad: vida de luz.