Dia gris; desperté con ánimo confuso, sin deseos de cosas grandes, con miedos internos y externos; personas y acontecimientos parecían llevar el sello de dificultad, del para qué, del qué pereza; renació en mi mente lo leído hace años en algunas de las obras de Camus: “hay días en los cuales levantarse y caminar es casi heróico”, anota.
Llegó a la puerta vital el cansancio, el desaliento, casi la muerte. Me acordé del desaliento que el profeta Elías sintió alguna vez y le llevó a tirarse al borde del camino repitiendo “no camino más”; también me brotó el recuerdo del joven David huyendo de
su hermano Saúl que quería matarlo; cansado, David atravesando Berseba y Jarán decidió al llegar la noche buscar reposo y encontró una piedra que tal vez por su frescura le sirvió de cabecera.
Algo durmió y tuvo un extraño sueño, una escalera que subía y bajaba del Cielo a la tierra y por ella subían y bajaban ángeles; era una vitalidad móvil y llena de colorido (ver Génesis 28 ,12 ss). Al despertar comprendió que no estaba solo, que había movilidad en torno a él, que debía ser valiente para recibir los mensajes que bajaban del Cielo, y sincero y humilde para subir la escala exigente y fuerte.
Despertó David y reconoció que “Dios está aquí y yo no lo sabía”; comprendió que desde una sólida piedra había recibido un eco de apertura infinita, vio que al estar sobre fuerte roca no sobre un muelle colchón, recibimos fuerza, sabiduría , impulso nuevo.
El día gris se me iluminó como a David. Es cierto que los obstáculos saltan cada día, que la vida se torna resbalosa muchas veces, que sentimos al perseguidor respirando junto a la nuca, que los pasos se tornan pesados y aperezados, que no quisiéramos seguir, que calificamos el balance de nuestra vida como pérdida y en saldo rojo.
Todo ello ocurre pero hay la escala luminosa; es necesario seguir, saber que la vida más que estar aplaudiendo éxitos consiste en estar superando obstáculos que el avanzar nos presenta; de esa piedra se levantó David resuelto a continuar hasta llegar a ser rey de Israel.
Acércate a la roca valiosa, a la piedra fuerte que es Dios y renovarás ánimos, deseos y fuerzas hasta el final. Cada día trae su bella melodía.