Era todo un espectáculo; la aparición de Cleopatra VII, reina de Egipto, causaba revuelo no sólo por su radiante belleza sino por su porte, su poderío, la significación para el pueblo: era insignia y orgullo. La caballería delante y detrás, los camellos y los penachos, todo era esplendor Egipcio.
Egipto tuvo siete reinas llamadas Cleopatra y la más famosa de ellas fue Cleopatra VII la que dejó este nombre escrito para la Historia; se dice que fue amada por el César y luego vivió un tiempo con el gran Emperador Marco Antonio, reuniendo así Egipto y Roma, África y Europa; reinó en el Este del Mediterráneo; era riqueza, esplendor y poder unidos.
Pero el poder es envidioso y Octavio llamó a lucha armada; todo se preparó con despliegue militar en Actium dando duro golpe con la derrota de Antonio y Cleopatra quienes huyeron a Egipto con el sello de un fracaso; ya en Egipto el pueblo se estremeció tiempo después, el 30 de agosto del año 30 AC cuando la noticia fue tan sinuosa como el Nilo: la reina Cleopatra VII se suicidó ese día; al parecer subió a una de las torres del palacio real y allí mirando el paisaje perdido se hizo morder de la venenosa serpiente áspid . que le quitó la vida. Murió anegada de dolor, rabia y angustia por la pérdida de la batalla que le debilitó su fama.
Esa mordedura fatal ha continuado en la historia de múltiples formas unas sutiles, otras sangrientas, unas de manera rápida, otras de modo violento. La historia de la Humanidad desde sus comienzos ha tenido el flagelo del suicidio como huída, protesta, dolor, fracaso, negación del sentido del vivir.
La tendencia sigue y en las actuales circunstancias, poblaciones como el Japón con todo su empuje social, edades como la juvenil con su protesta frente a la guerra, las dificultades , la violencia social y familiar , el cierre de oportunidades , el débil manejo de la complejidad afectiva, la rabia explosiva, han traído de nuevo el suicidio al panorama vital.
Urge resaltar las realidades como fracaso, conflicto, desprecios, crisis, obstáculos, encrucijadas, pecado, error que el Cristianismo llama la Cruz de cada día, que son parte de la existencia, retos para la superación, fuerzas que se iluminen con el Amor. San Pablo llegó a decir: “ cuando soy débil, soy fuerte “, ya que creía en la Pascua, pasó de oscuridad a Luz.