El 14 de diciembre de 1591 murió en Ubeda (España) el célebre San Juan de la Cruz, valiente reformador de la vida religiosa junto con otra gigante de la fe y las letras, Santa Teresa de Jesús. Dejó en medio de sus luchas, detenciones, persecuciones, escritos de alto mensaje espiritual que sigue alimentando muchas vidas en el camino del Evangelio, Jesús de Nazareth.
 Como muchos escritores de su época dejó páginas y cánticos sobre la Navidad, fiesta de esencial significación para un creyente y de interrogación para el no religioso.
 La Navidad ha venida envuelta en finas expresiones de arte, letras, música, gozo y exaltación de la esperanza ensombrecida muchas veces por la terquedad, pecado y divisiones entre los humanos.
 El arzobispo de Granada en 1492 aprobó el canto de una música que surgía entre la población sencilla: las villas (de allí Villancicos) ya que sólo se permitían motetes en latín y estilo gregoriano. El villancico está cumpliendo pues 530 años de estar alegrando esta bella época de Navidad.
 Pero no fue fácil el recorrido ya que en el siglo XVI algunos como Felipe II prohibieron estos cantos en templos y capillas, pero pronto volvieron gracias a la labor de insignes compositores de música para este tiempo.
 Basta citar escritores como Fray Luis de León, Lope de Vega, Francisco Quevedo, Pedro Calderón de la Barca, Luis de Góngora, Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz que dejaron poemas y villancicos sobre Adviento y Navidad que ahora engrosan la expresión litúrgica y celebrativa cristiana.
 El villancico extendió la expresión popular que salió del templo y llegó a calles y hogares desde que se extendió el buen uso del pesebre en casas, pueblos y barrios que unía todos los estratos, edades y condiciones, para orar, cantar y compartir lo que es época de esperanza, de aurora, de brote de nuevos caminos que nacen en la pobreza de Belén, en el hogar sencillo de Nazareth y luego por los caminos de Galilea tendría los pasos del Esperado, de Jesús de Nazareth y luego su predicación al mundo.
 Mayor fuerza tomó con la unión de costumbres de otros lugares como el árbol de Navidad, las coronas, las luces. Es toda una catequesis abierta para llamar a la unidad, el perdón, el avance, la conversión hacia una vida de justicia, amor y solidaridad hacia “la Paz en el universo “.
 Letras, música, conversión, gozo… Navidad ...y tú.