Se hace costumbre dejar para la posteridad personajes o hechos de significación para la historia; por ello se habla de galería de los famosos o museo de los recuerdos; en una calle de una población de los Estados Unidos está la huella de famosos ya que estampan sus manos en el cemento fresco.
Las celebraciones religiosas tienen algo de semejanza resaltan hechos o personas que son parte importante de dicha fiesta. Me parece que la Navidad es una de ellas. Desde Adviento nos presenta personajes con su voz de claridad que abre senderos como Juan Bautista y su invitación a preparar caminos, Isaías y su Ilamado a cambio de actitudes, San Pablo y su exaltación de la presencia del Salvador, San José con su humilde obediencia y María como la Madre escogida, la nueva arca de la Alianza , la Madre del Mesías, apoteosis de elección y presencia.
Cuando ya contemplamos al Emmanuel, Dios con nosotros en la humildad de una cuna, suceden sobre todo tres personajes que para algunos empañan el gozo navideño pero que en verdad lo que hacen es mostrar realidades imposibles de olvidar .
Al dia siguiente de la alegría desde Belén la Iglesia nos presenta a San Esteban el protomártir que salpicó de sangre tras ser lapidado el episodio profundo del nacimiento de Jesús ;deja estampada su sangre junto a la cuna para recordarnos que seguir al Mesías es entrega total hasta dar la vida, hasta el martirio, es como el trueno que irrumpe en un firmamento azulado y sereno; es realismo terreno y firma de valentía.
El 27 de diciembre es presentado otro personaje que no fue mártir pero que enseñó hasta su vejez y muerte el mensaje que sostiene la cuna , el Amor. Dios nos ama pero esto nos lleva a amarnos y amar hasta el enemigo; sin amor no respira la Navidad su palpitación eterna  es Juan Evangelista.
EL 28 de diciembre aparece la fatídica matanza de los inocentes ordenada por Herodes; su muerte conduce a la protesta por el derramamiento de sangre inocente: y la afirmación de que aparecen seres humanos llenos de orgullo que matan inocencias, masacran la debilidad.
Lo anterior es sin duda una afirmacion clara: las celebraciones de fe nó son sólo recuerdos, son hechos que tocan la vida ,de la humanidad y de cada uno de los seres humanos, son huellas dejadas por creyentes o perseguidores en medio de los caminos delavida; son vida y luz.