Para la celebración del centenario de Manizales la ciudad de vistió de esplendor, el 21 diciembre de 1951 se programó la consagración de la Catedral y su altar mayor, en las horas de la mañana con asistencia del nuncio del Papa se realizó la flamante ceremonia que presentó al mundo el hermoso templo edificado sobre cenizas y sello de una raza valiente y con nervios de crecimiento. Hace pues 71 años la Catedral presentó al mundo este poblado que surgió en medio de la selva como hermosa flor de colores y aromas de afecto.
 Los organizadores quisieron además que a la fiesta diurna se pusiera un alborozo en la hora de la noche, y ese mismo día ofrecieron un espectáculo que por primera vez se traía a Colombia: las noches de París.
 La plaza de Bolívar y sitios aledaños apenas se arrullaba con pálidas luces, los músicos tocaban en jolgorio, las ventas sencillas invitaban a comer en calle, de repente como un volcán, la Catedral y sitios de emblema empezaron a lucir colores que elevaban la mirada y las pupilas bailaban de esperanza, esa noche con los juegos pirotécnicos traídos de París la noche se hizo día y la fiesta se hizo unidad con la Navidad ya vecina.
 Ese 1951 fue centenario promisorio para una ciudad que avanza, crece, que abarca a todos con hidalguía, cual ciudad donde “se puede vivir” en los acordes de humanidad y divinidad.
 Ya estamos en la puerta de la Navidad, la inmensa noticia de que en efecto es posible vivir día y noche la fiesta de un amor que salva y que para cobijar debilidades ha venido en Jesús de Nazareth, el Niño de Belén, estandarte puesto en mitad del mundo y de la historia como faro permanente para quienes buscamos la playa infinita de la verdad, la roca fuerte de la esperanza y el regazo cierto del amor que todo lo enciende, ilumina y guía.
 Este tiempo es cascabel que alegra, abrazo que calienta, camino que recorremos en el día y en la noche tanto niños como ancianos, poderosos y desposeídos, todos en búsqueda de mejorar la existencia.
 Ese faro puesto en una cuna es luz eterna, es fuente de todo progreso, mensaje para toda ocasión. Jesús de Nazareth hace de la cuna un trono único de vida, gozo y fraternidad.
 Ojalá que como hizo el 21 de diciembre del 2007 el ministro inglés Tony Blair quien sorprendió al mundo celebrando el bautizo “para seguir feliz”, en esta Navidad nos acerquemos de verdad al Salvador “ven, bienvenido “.