Muchos hemos leído el pequeño, pero profundo libro “El Principito” escrito por el célebre aviador y buen hombre Antoine Saint Exupery; sus frases son citadas múltiples veces como farolas de orientación y buen pensar. Años después, un poco antes de su muerte, el autor expresó su ánimo alterado por el correr del mundo desbocado y loco como avión sin rumbo y mal piloto. Sus palabras son claras y muestran un poco de rabia ante el mundo presente. “Odio a mi época con todas mis fuerzas”, escribió. “En ella el hombre muere de sed. No hay más problema para el mundo: dar a los hombres un sentido espiritual, una inquietud espiritual. No se puede vivir de frigoríficos, de balances, de política ... No se puede vivir sin poesía, sin color, sin amor; trabajando únicamente para el logro de bienes materiales, estamos construyendo nuestra propia prisión”.
El tiempo de Adviento y Navidad es para reconocer una vez más que la Encarnación es un acontecimiento único. Decía Teilhard de Chardin en su amplia visión: “desde que Cristo apareció en brazos de María ... acababa de revolucionar el mundo”.
Nuestro vecino tolimense nacido en Padua, pensador y magnífico escritor ha escrito un libro cuyo título nos dice mucho para el mundo hoy: “es tarde para el hombre “. William Ospina, así llama este eximio orientador, anota: “el hombre solo encontrará el camino de su propia supervivencia si abdica a su trono arrogante y se somete discretamente a los poderes que en verdad rigen la vida y sostienen el universo”. “El universo desacralizado en que vivimos hoy se va cambiando gradualmente en un reino de escombros donde sobra toda religión, toda filosofía, donde sobra toda poesía; un mundo vertiginoso donde todo es desechable, incluídos los seres humanos, donde todos los significados posibles de toda cosa se reducen a un único significado: su utilidad”.
Pero en un luminoso momento cita a Emily Dickinson: “todo era demasiado tarde para el hombre ..., pero temprano aún para Dios” . Claro y sencillo el horizonte abierto. Que resuenen pues los cantos y plegarias: “Ven, Señor, no tardes” que en este tiempo que celebra la Fe se exprese la urgencia de salir adelante junto con todos los hermanos; sigan las luces irradiando esperanza, ábranse los corazones y mentes a la realidad de llenarnos de sólido horizonte.