Un humano empezó a tararear palabras para Dios en el gozo de Oración; a un poema, otro le dió fuerza de expresión con ritmo de canción. Las siete notas musicales con bemoles y corcheas se convirtieron en movimiento sonoro que donaron la música a la rutina diaria. A la emoción añadió la canción, a la dolorosa lágrima la inscribió en el pentagrama para expresar en el sonar de las notas musicales sus pesares. Puso ritmo al movimiento con los sonidos de mariposas musicales y le regaló la danza lenta, serena o frenética que expresa pesares o gozos, adoración o desilusión. Con la música trasladó los cantos gloriosos de la eternidad celeste a esta tierra tantas veces radiante y otras jadeante. La humanidad escuchó los ecos divinos a través de la musical escala que une a Dios y al hombre, comprendió que la rutina se cubre de luz y de esperanza con la plegaria unida al son creciente del sonido plácido de las notas que se posan en el arte del abierto pentagrama. La música acaricia la vida. La Biblia proclama en los salmos la historia de la existencia y todos llevan la nota que son para acompañar con la lira, la trompeta o el tambor invitando al canto y la danza.
Vale recordarlo hoy. Gracias a quienes con el arte de la música hacen de la vida un caminar acompañado de bellas melodías, letras casi siempre bañadas de amor, sonidos que impactan el espíritu y hacen aparecer en todo la dignidad, la belleza, el esplendor. La música nos acerca a Dios y a los demás, casi siempre bajo el signo del amor; cantando al universo, a la patria, a quien se ama. Hoy 22 de noviembre es el Día del Músico, de quien enaltece la vida con su artística profesión.
Se hace al conmemorar la fiesta de Santa Cecilia, virgen y mártir romana que, según la tradición, fue ejecutada y sepultada en una de las catacumbas en las afueras de la ciudad por ser seguidora del Evangelio de Jesús de Nazaret y pertenecer a la comunidad cristiana. Se dice que cantaba bien y amaba la música de los instrumentos para alabar a Dios. Un proverbio antiguo dice: “no temas entrar a una casa donde hay música y sonrisa, es antesala del Cielo”.