¿Qué importancia y significado tiene en la mente de alguien bloquear a otra persona para impedirle la comunicación? ¿Se bloquean con la misma razón, amigos, familiares, conocidos y desconocidos? ¿Es lo mismo que bloquear los bots en redes sociales, que son programas automatizados que simulan interacción humana en las plataformas, simples manipuladores de información y de noticias? ¿Bloquear es un derecho que debe ser respetado; pero hasta qué punto impedirle al otro la posibilidad de que hable y exponga sus ideas, hacen parte de este mundo lleno de gente ensimismada en un teléfono portátil o en un computador, escribiendo todo tipo de cosas, desde las más razonables, hasta las más locas y disparatadas?
En fin, la consideración primera es si bloquear a un conocido, a un amigo, a un familiar, no es impedirles parte de la comunicación racional que deberíamos tener como un regalo de la vida, para con decencia y cordura, sin entrometerse en la vida privada de los otros, saber que ellos están allí, para el caso en que sea necesario ayudarlos o pedirles ayuda.  Si eso lo hace una persona, para preservar su salud mental, está más que justificado. Pero hacerlo por no estar de acuerdo en algo con alguien, demuestra la poca importancia que ese otro tiene para uno, hasta el punto de borrarlo del mundo personal, como si no existiera, como si su vida no fuese importante y sus acciones no tuviesen valor.
Es muy frecuente que en las dictaduras, en los regímenes totalitarios, se bloqueen personas y comunidades enteras, para que no tengan la oportunidad de conocer información real de lo que hacen y pasa, para esconder la realidad enfermiza de los “todopoderosos” que manejan un país, hasta el punto de controlar la comunicación de sus habitantes, la posibilidad de estos para conocer la realidad que se vive fuera de sus “cárceles mentales”, en las que los tienen como prisioneros, quitándoles todos los derechos, pero obligándolos a cumplir con deberes, que la mayoría de las veces son caprichosos, amañados, o francamente enfermizos.   
Claro que hay bloqueos justificados. Los unos por mera salud mental, los otros para no hacer parte de cadenas de esa propaganda en la que se cae, cuando no se conoce la real intención del bot con mensajes que tratan de manejar el inconsistente colectivo, llenos de mentiras, desinformación, profundamente vulgares y no pocas veces amenazantes. Así van convirtiendo los medios de comunicación social en trincheras, desde las cuales pueden amparados en el anonimato de los débiles de carácter, de los caracterizados por su sin razón total, escribir  lo que quieren para manipular y  amilanar a la gente, con la falta de valor y de carácter que suelen tener los  escribidores prepago de mensajes que no tienen el objeto de informar algo, sino que están  tratando de deformar una realidad para que los otros no puedan cuestionarla y enfrentarla para impedirlo.
  Pero bloquear a alguien que se identifica o se conoce, no es solamente eliminar la posibilidad de discutir los acuerdos y las divergencias. Es una forma muy fuerte, llena de una brutalidad no reconocida, con la que se demuestra el grado de insensibilidad al que hemos llegado, en el cual las diferencias superan las relaciones, los lazos de unión, los finos hilos en los que se anuda la amistad, la familiaridad y la solidaridad. Convertimos el mundo en una selección predeterminada y malsana de a quienes queremos escuchar y leer porque estamos de acuerdo, o a quienes limitamos porque piensan distinto.
“Bloquear es violentar y violentar es “obligar o forzar a una persona en cualquier forma a hacer una cosa que no hace con gusto”. (María Moliner). “El Diccionario Océano, el mejor en la materia, da los siguientes sinónimos de bloquear y violentar: “Violar, forzar, profanar, atropellar, vulnerar, quebrantar, transgredir, infringir, compeler, obligar, coaccionar, conminar, amenazar, apremiar, boicotear, constreñir, empujar, estrechar, hacer que, imponer, intimidar, mandar, precisar, poner un puñal en el pecho”.
Si no hay una razón de peso para hacerlo, no debemos hacer del bloqueo a las otras personas, una constante en el comportamiento social. Eso hace que nuestra sociedad sea cada vez más intransigente, más violenta, menos razonable, más primaria, menos tolerante. En la CN no aparece el sustantivo “bloqueo”, ni el adjetivo “bloqueado” y tampoco el verbo “bloquear”.
Con los bloqueos perdemos amigos, hermanos, conocidos. Perdemos la oportunidad de saber que piensa el otro, diferente pero válido. “Aunque nadie puede volver atrás y crear un nuevo camino, cualquier persona puede empezar de nuevo y crear un nuevo final.”