El ser humano desde la tierra necesita el agua y casi siempre desde el agua anhela la tierra firme. Algo parecido debió sentir el adelantado Jorge Robledo quien recorrió parte de Perú y Nueva Granada buscando riquezas y conquistas para él y su amada España.
El 5 de octubre de 1546 desde la Loma del Pozo (en la actual población noble y trabajadora de San Bartolomé en el norte de Caldas) Robledo miraba las aguas del Cauca que había pasado por Irra y llegando al rio Pozo había encontrado a los indios Pozos y Paucuras, siguiendo hasta Arma.
Aquellos ríos eran para Robledo posibilidad de oro, el que veía en cascos, brazaletes y pectorales de aquellos indígenas, quería fundar una nueva población pues años antes había fundado Santa Ana de los Caballeros, hoy Anserma, pujante y brillante.
Belalcázar tenía ojeriza hacia Robledo y vino hasta los sitios de Arma y Pácora y allí en el alto del Pozo lo tomó preso y de forma ruin y despiadada lo ejecutó a agarrote para luego despeñarlo. Se dice que durante algunos días mostró como trofeo la cabeza de Robledo sembrando miedo respetuoso.
Tierra y agua sirvieron a los primeros conquistadores para adentrarse en estas tierras que con mirada glotona transitaban con aire conquistador, que no fraterno.
Vale recordar que hoy 5 de octubre se celebra el “Día panamericano del agua “ memoria instituida hace algunos años para invitar a cuidar las fuentes de tan inmensa riqueza para la humanidad y la responsabilidad de comprender que la tierra sin agua se vuelve desierto y muerte para los habitantes.
Hoy está bien claro el valor del agua tan abundante en estas tierras panamericanas que poseen cantidad de manantiales que dan origen a numerosos ríos, fuentes de vitalidad.
La “hermana agua” como la llamó San Francisco de Asís, es retomada por el papa Francisco en su carta “Laudato si” en la cual invita a la humanidad a vivir una ecología integral: cultura, económica, social teniendo en la vida cotidiana una mirada de bien común, de justicia entre las naciones. Invita a una alianza entre la humanidad y el ambiente. El derroche y la falta de cuidado hacia las fuentes, es irresponsabilidad elemental.