Sorprende como mínimo, las manifestaciones y actitudes de políticos profesionales que son hijos legítimos del “sistema democrático” que ellos han ayudado a perpetuar y que innegablemente han usufructuado como privilegiados de primera línea incitando a marchas y protestas en contra del gobierno. ¡Qué paradojas ¡
¡Cómo les hierve con efervescencia su sectarismo y su canibalismo desaforado dando rienda suelta a su verborrea con monsergas y lenguajes poco refinados transpirando por todos sus poros el odio y la envidia incontenibles contra quienes ejercen el poder ¡
Aprovechan la incultura política de nuestro pueblo que en medio de sus cartones a veces universitarios, no han tenido la capacidad de saber que el conocimiento no es para ganarnos la vida como herramienta de subsistencia, sino como un medio para comprender el mundo en general y para entender nuestro propio mundo interior a partir de valores extrínsecos e intrínsecos que rigen nuestra existencia como seres críticos en pos de lo que llamamos libertad de opinión.
Sorprende, por decir lo menos, que muchos personajes de la vida pública que ejercen influencia a partir de su liderazgo, sean quienes hayan convertido su elocuencia en teas incendiarias contra quienes fueron y siguen siendo sus copartidarios y a quienes acusan con cierto cinismo de traidores dando un pobre espectáculo y mal ejemplo de cómo se muerden el rabo por un pedazo de pan, que entre otras razones no lo necesitan porque les sobra y en grandes cantidades.
Todo parece una fábula en la cual el más astuto, el más audaz, el más listo o el más oportunista, se apoderó de la presa mayor, y, “ Aquí fue Troya”.
No parece muy ético, si es que la política colombiana está regida por principios éticos como expresiones humanas de alto valor y responsabilidad social, usar los medios de comunicación y el poder de las redes sociales para censurar, criticar y despotricar de un gobierno, que si bien es cierto se ha equivocado de cabo a rabo cometiendo innumerables errores que no es del caso citarlos para no llover sobre mojado, desnudando sus falencias en forma casi inhumana con el tridente de la sevicia, aprovechando el descontento general y las circunstancias tangibles de descontento para programar y ejecutar marchas con camisetas en las cuales se leen mensajes ofensivos y voces estridentes pidiendo la renuncia del presidente SANTOS como solución a los problemas que siguen vigentes y que tampoco tuvieron solución cuando ellos ejercieron el poder.
Se fustiga, se zahiere, se denuncia y se rechaza la presunta impunidad en las negociaciones que se desarrollan en la Habana como condición para la firma de un acuerdo definitivo que llamamos paz , pero que en el fondo no es más que una desmovilización concertada entre las farc y el gobierno como hecho político relevante, ese sí histórico, que traería bienestar y progreso a nuestro país. Se aprovecha la fuerza de las masas para hacer una oposición legítima y legal, pero también estratégica como campaña política disimulada como plataforma para llegar a la presidencia en el 20118. Se aprovechan estas manifestaciones para sacarle la ropa al sol a un gobierno inepto de espaldas a las necesidades nacionales como lo han sido quienes vociferan en nombre del pueblo pidiendo impunidad, esa si no perniciosa ,ni malvada, para quienes de alguna forma están señalados de conductas no muy santas, solo porque pertenecen a sus ideologías o tienen relaciones de afecto o consanguinidad en un oportunismo que a todas luces se lee como parte de sus ladinas intenciones netamente politiqueras y no de tanta solidaridad con las clases marginadas como lo es el caso de Santiago Uribe y otros dignísimos personajes de la élite colombiana. Aflora un maniqueísmo más que explícito polarizando sentimientos de animadversión más que ideológicos por la manipulación de que son objeto nuestros conciudadanos por la falta de cultura política.
El país se encuentra en ebullición por la violencia generalizada : las BACRIM, el ElN, la delincuencia común, los grupos clandestinos, la violencia intrafamiliar y,… paremos de contar.
No es el momento para salir en aras de la democracia a echarle al menú de la violencia más pugnacidad verbal que crea instabilidad emocional, estrés colectivo y efectos sicológicos negativos que influyen en el aparato productivo y político del país y en la salud mental de los colombianos.
El señor presidente SANTOS, se atrevió a enfrentar en serio y en forma tozuda lo que debieron hacer muchos gobiernos atrás cuando el cáncer de la subversión no estaba tan avanzado, pero hicieron intentos más por tratar de dejar en su agenda histórica el registro de su intención,” pero no se pudo”.
¿ No sería más patriótico, más humano, más racional, buscar líneas de convergencia en medio de la controversia para bajarle la temperatura al horno político dejando las pretensiones de poder por encima de los intereses personales o politiqueros sin tanto maquiavelismo?
¿ No será posible que hagamos una gran alianza patriótica sin fronteras partidistas, sin sectarismos enfermizos, con la impronta de ser colombianos, hermanos de verdad y entre todos construyamos el país que nos merecemos ?
La violencia mata y la paz es vida, progreso, desarrollo.
Los colombianos, merecemos LA PAZ. “ LA PATRIA POR ENCIMA DE LOS PARTIDOS” ( B.H.)
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