Las prácticas religiosas, son el producto de costumbres y tradiciones que se transmiten generacionalmente como una necesidad de trascendencia arraigada en los seres humanos como algo que hace parte de su presente y de su futuro.
Es difícil encontrar pueblos sin creencias religiosas que al menos en teoría parecen profesar unos principios, unos valores y unos dogmas que orientan sus vidas pensando más en el mundo del más allá, dejando de lado sus prácticas orientadas a un buen vivir como parte de la cotidianidad.
“ EL QUE REZA Y PECA, EMPATA”. Es un dicho nacido de la conciencia individual y social. Quienes así piensan, encuentran el equilibrio perfecto para justificar sus actos que generalmente no son muy ajustados a la moral y a la ética.
“ DIOS PERDONA TODO “. “ EL PECADO, NO EXISTE “ . Es la forma de vivir una religión sin compromiso con nuestra conciencia casi protocolaria, sin pretender hacer el bien como deber individual y social.
Es difícil entender una religión cuando se desconocen sus orígenes, su evolución , su historia, cuando no hay un conocimiento que ilustre con claridad qué se pretende desarrollar en el ser humano como un verdadero compromiso que ilumine su vida espiritual con actitudes de vivir armónicamente en convivencia con nosotros y con los demás.
LA SEMANA SANTA, que es un espacio de reflexión, se vive de muchas maneras de acuerdo con las capacidades económicas y las posibilidades que nos brinden las agencias de turismo.
El turismo está de plácemes con la llegada de SEMANA SANTA por la afluencia de turistas que llenan las playas y los hoteles como consecuencia de la temporada alta.
Las casas campestres son las moradas de quienes las tienen y pueden disfrutarlas huyendo “ del mundanal ruido “ esperando que se acaben estas primeras vacaciones para continuar el ajetreo de rutina sin participar de los ritos propios de la también llamada SEMANA MAYOR.
Los empleados oficiales, disfrutan como los que más perjudicándose el normal desarrollo de la vida administrativa del país.
Los estudiantes, que poco estudian, disfrutan de un “ merecido descanso “ , igual que sus profesores.
Los comerciantes de velones, de sahumerios y otras artículos que están adheridos por tradición a esta efemérides, hacen su agosto en marzo aprovechando la ingenuidad religiosa de muchos fanáticos que viven “ LA FE DEL CARBONERO”.
Otros, los indiferentes, poco o nada saben y su apatía les coloca en una posición en la cual poco o nada significa lo que llaman SEMANA SANTA.
Los ateos, consecuentes con sus posturas filosóficas, siguen su marcha sin hacerle venias a algo que para ellos no tiene ningún significado.
Los creyentes, asisten a todos los rituales con fervor, sin entender más allá los significados que tienen las diferentes expresiones de su esencia doctrinaria.
Otros asisten, participan, se arrepienten y luego continúan su vida, sin ningún cambio significativo.
En síntesis la llamada SEMANA SANTA, que debiera ser un espacio de recogimiento, de reflexión, de arrepentimiento, de renovación espiritual, de compromiso, de paz con la conciencia, se convierte en una semana de jolgorio, de ocio, de parranda, de francachelas y …de muchas otras cosas más que todos las sabemos.
LA SEMANA SANTA, debiera servir para que nuestra clase política y empresarial, replantearan su vida a la luz de la justicia social y enderezaran sus caminos iluminados por los principios cristianos que son tan sabios y tan profundos.
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