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Se veía venir, pero no tan rápido; que el episodio iniciado hace solo una semana por las denuncias del uso del polígrafo y chuzadas a inicios de este año comenzaran a salpicar al presidente, Gustavo Petro. Esto porque vinculan a Laura Sarabia, hasta el viernes jefe de gabinete y mano derecha del mandatario. Hoy el Gobierno recibe graves señalamientos, que aunque no son parte de un proceso judicial ni de investigaciones, nada bueno resultan para la gobernabilidad del país ni lo dejan bien parado en el contexto internacional. Deteriora más la imagen del gobernante y aumenta la dañina polarización.
Bien grave además, que esto ocurra en época preelectoral, cuando los ánimos están agitados y se aprovecha para pescar en río revuelto. El detonante fueron unos audios del exembajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, revelados el domingo por la revista Semana y que ratifican que nada más peligroso para un gobierno que un viudo del poder. Datan de meses atrás y son fuertes conversaciones que Benedetti sostuvo con Sarabia, la mayoría en palabras soeces, que reflejan a un embajador rabioso e inconforme por el tratamiento que le han dado, pero al parecer con muchas verdades ocultas a cuestas para revelar, así se les venga la justicia encima.
En unos 26 minutos de audio hay delicadas advertencias que le hace Benedetti a Sarabia durante varios días de conversaciones. Amenaza con que puede contar toda la verdad sobre la financiación de la campaña de Petro, que él fue quien consiguió 15.000 millones de pesos para esa campaña presidencial el año pasado y todos los votos en la Costa; además, que sabe cómo se recogió la plata en esa región del país. Conoce tanto de lo que ocurrió y ocurre adentro que no duda en decirle a Sarabia que puede salir a contarlo y que todos podrían ir a la cárcel, “nos hundimos todos”, dijo. Esto hace recordar el proceso 8.000 en 1995, que le abrieron a Ernesto Samper por haber ingresado dineros del narcotráfico para financiar su campaña presidencial, pero que aún con pruebas no se logró establecer responsabilidad en el mandatario.
Esta vez el trino del presidente Petro, contrario a referirse a los delicados hechos fue para publicar una foto al lado de su hija Sofía y escribió: “¿Intranquilos? ¡Qué va!” Hubo mucha gente molesta, porque lo tomó como una burla con el país. Otra vez hay que decirle al presidente que su momento como candidato se acabó, es el primer mandatario de todos los colombianos y sobre ese rol deben girar sus actuaciones. No todo vale, mucho menos ahora cuando él mismo anunció que participará mañana de la movilización en las calles convocada por centrales obreras en defensa de sus reformas que cursan trámite en el Congreso. En un ambiente tan caldeado es peligroso.


El Gobierno no debe asumir las voces que invitan a investigar y a poner orden como un ataque de la oposición, como trinó la vicepresidenta, Francia Márquez. El hilo se reventó desde adentro y lo más sensato es empezar por aclarar qué pasó con la financiación de la campaña, peso a peso; que no quede manto de duda. Le haría muy bien al momento crítico, incluso para lo que se viene en el Congreso con respecto al debate de las reformas planteadas. El tiempo ya no dará para los debates juiciosos que requieren y, con lo sucedido, seguro la agenda congresarial se centrará en llamar al control político, obligado para estos casos.