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Cientos de trabajadores del país saldrán a marchar hoy por ser el Día del Trabajo, que desde 1914 en Colombia se ha hecho como expresión de las luchas obreras y sindicales para exigir mejores condiciones laborales y defender sus derechos. Así ha ocurrido en las ciudades capitales y en algunas intermedias, como está previsto para esta fecha. Sin embargo, algunas organizaciones sindicales del país acudirán a esta cita sin unidad, todo porque el presidente, Gustavo Petro, también escogió este día para convocar a marchas en respaldo a su Gobierno y a las reformas que promueve.

El presidente se empecinó en que sean hoy y no en otra fecha que respete la autonomía y la independencia de los sindicatos y las centrales obreras, como siempre lo han hecho los gobiernos, incluso el suyo para la celebración del 1 de mayo el año pasado. Mal hace el mandatario en echar mano de una actividad tradicional sindical, así muchos de quienes integran estos espacios tengan afinidad por sus propuestas, las mismas que lo llevaron a la Presidencia y salgan hoy a respaldarlo. El sentimiento de molestia de otro sector sindical, es porque consideran oportunista que se aproveche la convocatoria que hacen y sumarla como apoyos propios al petrismo, en el que no encuentran satisfacción.

Las marchas se van a hacer y eso forma parte del derecho a expresarse de los sindicatos. Seguramente quienes no compartan la posición del presidente, hoy no salgan o se escapen del sitio antes de que este hable en la tribuna, y por eso el llamado es a que las manifestaciones se hagan en paz, que no se acuda a vías de hecho, como lo ha pedido el propio Petro.

La marcha multitudinaria de la oposición al Gobierno Petro el pasado 21 de abril en el país, en líneas generales, mostró un buen comportamiento, aunque se presentaron desafueros de algunos manifestantes que cometieron agresiones físicas y verbales contra 13 periodistas que las cubrían en Bogotá, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, lo que no puede tener justificación alguna. Solo con el disenso argumentado y con la exposición de razones se puede llegar a soluciones consensuadas en una sociedad.

Igual que dijimos para el 21 de abril, es muy lamentable que en Colombia las marchas las estén usando algunos como vara para medir popularidad, para mostrar gente en imágenes y competir con las cifras en redes sociales. Más bien son comportamientos pueriles que no le sirven para nada a un país, pero sí alimentan la polarización. Petro ha pedido a las centrales obreras que lo dejen intervenir en tarima en la Plaza de Bolívar en Bogotá y con eso les da la razón a quienes han dicho que se aprovecha del momento. Debería esperar y hacerlo por las vías institucionales que tiene a la mano y la ley le concede en su rol de presidente de la República.

Dejar que se pronuncien libremente los sindicatos, a favor del Gobierno nacional o en contra, es parte del sistema democrático colombiano. No está bien llenar las calles de personas traídas desde otros lugares con dádivas y en ningún caso se puede acolitar que se haga con recursos públicos. Debe ser un ejercicio libre, voluntario, no coaccionado. Tampoco es bueno convertir una fecha como la de hoy en una amalgama de intereses. Una cosa es que los trabajadores aboguen por condiciones laborales dignas, por un mejor servicio de salud, por un sistema pensional justo, y otra muy diferente acudir a una fecha como esta para hacer politiquería. El escenario, obviamente, tiene que ser otro y el de hoy es de los trabajadores.