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El informe de calidad de vida que presentó ayer Manizales Cómo Vamos evidencia que la capital caldense ha mejorado bastante en diversos aspectos durante la última década, entre ellos la situación económica de las familias y la seguridad, en general. Eso contrasta, sin embargo, con el aumento de los suicidios, problemas crecientes en la movilidad y nubarrones en las finanzas públicas, asuntos en los que será fundamental que la ciudad enfoque sus baterías para revertir las tendencias y lograr mejoras en el mediano y largo plazo. 
En pobreza, somos el centro urbano donde ese flagelo más se ha reducido desde el 2008 entre las 13 ciudades que hacen parte de la Red Cómo Vamos, donde están las principales capitales colombianas. Aquí la pobreza monetaria cayó en un 62%, algo realmente significativo, ya que dos terceras partes de los pobres que había en el 2008 salieron de esa condición, en un avance que está muy por encima del promedio nacional. Todo indica que esta mejora tiene una relación directa con el buen comportamiento de la formalización laboral y de la baja del desempleo, en general, lo que permite que a los hogares lleguen más recursos. Este es un logro que hay que defender con políticas que incentiven la generación de nuevas plazas laborales.
Se ven resultados buenos también en educación, un sector en el que se han fijado grandes expectativas en la capital caldense, y que empieza a reaccionar hacia adelante. Esto significa que es fundamental seguir trabajando con determinación para que en los años por venir se consoliden esos logros, y seamos de verdad una ciudad educadora, referente nacional de la mejor calidad de formación, no solo universitaria sino en todos los niveles, desde la primera infancia. En este mismo sentido, es una buena noticia que estemos adelante en lectura de periódicos, por encima del resto de ciudades, inclusive doblando el promedio nacional.
Fenómenos como el suicidio requieren mayor análisis para hallar las soluciones que nos aseguren que las preocupantes cifras, las más altas en la última década, empiecen a bajar rápidamente. Para eso se requiere el trazo de políticas públicas bien enfocadas y de largo aliento, porque debemos entender que esto no es un asunto circunstancial, sino que podemos ser más vulnerables hacia el futuro si no hacemos hoy lo correcto. Igual ocurre con los homicidios, que si bien en lo que va del 2019 van en descenso con relación al 2018, están por encima de las cifras del 2017. Los manizaleños tenemos que trabajar con mayor energía en bajar los asesinatos, al menos, a las cifras promedio del mundo, para lo que todavía nos falta un trabajo arduo.
En medio ambiente los desafíos son amplios. Es verdad que con la mejora en la calidad del aire y la próxima construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), en el sector de Los Cámbulos, se podrán mejorar bastante los indicadores, pero todavía tenemos vacíos en el manejo de los residuos sólidos, cuyo volumen crece de manera exagerada en Manizales, donde tampoco hemos avanzado mucho en las labores de separación de materiales reciclables, con lo que no solo termina enterrada riqueza en el relleno sanitario, sino que se le acorta su vida útil.

Un asunto en el que no se han logrado los avances esperados, pese a las importantes obras viales que se han ejecutado, es la movilidad, que exige decisiones de mayor fondo en los próximos años, para ordenar mucho más el transporte público, imprimirle mayor calidad e integrarlo en una sola red. Igualmente, es fundamental analizar las razones por las que somos la ciudad que menos recauda en impuestos municipales, y rápidamente solucionar dicha distorsión, que va en contra de las inversiones en bienestar general.