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No debe haber peor deshonra para un magistrado, investido de tanto respeto y poder, que sean sus pares los que lo señalen y le pidan la renuncia. Esto que ya había sucedido en la Corte Constitucional con Jorge Pretelt, que con artimañas intentó quedarse en su cargo, se repite ahora en la Suprema con el señalado Gustavo Malo Fernández, cuya permanencia le resta credibilidad a esta institución, a pesar de que no haya sido oído ni vencido en juicio. En ningún otro escenario aplica mejor aquella vieja frase de Cayo Julio César: "la mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo".

Este magistrado cartagenero de la Sala Penal se encuentra en el ojo del huracán por cuenta del escándalo que desde hace semanas tiene sumida a la justicia colombiana, en el cual se encuentran vinculados congresistas y los expresidentes de la Corte Suprema Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte, así como el exfiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno, entre otros. Al hoy señalado, la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes lo vinculó formalmente a un proceso por ser el ponente que tiene en su despacho, desde el 2014, el proceso por parapolítica contra el senador por el Partido de la U Musa Besaile, el mismo que señaló ser extorsionado para pagar dos mil millones de pesos para frenar una orden de captura en su contra.

El asunto es que a este magistrado también le asignaron 19 procesos más de parapolítica, de los 91 que cursan en la Corte en contra de congresistas, excongresistas y exalcaldes. Su nombre también se vio involucrado en el proceso que se sigue por estos asuntos a Piedad Zuccardi, cuando en el expediente se leyó el nombre de su hermana, Gloria Malo, lo que obligó a suspender una diligencia y a él a declararse impedido en ese asunto. Como si fuera poco, ahora se denuncia que una hija del hoy magistrado en cuestión también abusaba del poder de su padre para al parecer extorsionar a una fiscal que había sido nombrada en el ente acusador gracias a los oficios de su progenitor, en donde exigía a la funcionaria parte de su salario para no hacer que la trasladaran a una seccional alejada.

Malo debe retirarse porque su presencia llena de dudas la labor de la Corte. A este ambiente enrarecido contribuye de alguna manera el que los exmagistrados Bustos y Ricaurte sigan tan campantes sin que se avance en su proceso de manera decidida. Cualquier lugar en donde se presente la corrupción es malo, pero resulta realmente perversa y desestimulante para la sociedad, cuando se da en los lugares que deben velar por la justicia.

 

Entender que no hay guardián en la heredad ni luz en la poterna es todo un desestímulo para los ciudadanos que siguen confiando en las instituciones. Insistimos en que son los mismos magistrados y jueces los que deben devolver la majestad a la justicia y para ello vendría bien empezar por cumplir con la Ley de Transparencia. Qué bueno que dieran ejemplo y llegaran más allá publicando sus declaraciones de renta y relacionaran sus bienes. Esta sería una buena manera de dar ejemplo, y si no lo hacen, está en mora de que se investiguen sus cuentas y sus propiedades, revisar el origen del dinero con el que las consiguieron. El país necesita hechos que demuestren que se puede corregir el rumbo. Den el primer paso.