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Las Naciones Unidas conmemoran hoy el Día Internacional de la Mujer, en el que se busca reivindicar sus derechos y reconocer la importancia de su aporte a la sociedad. Desde 1975 fue adoptada esta fecha como un llamado mundial en ese sentido, pero los antecedentes vienen desde 1857 cuando las mujeres que trabajaban en la industria textil estadounidense comenzaron a exigir condiciones laborales y salarios justos, por medio de huelgas.

 Así que esa lucha viene desde hace por lo menos siglo y medio, pero aún no encuentra suficientes respuestas en materia de equidad en los ámbitos del mercado laboral, de la participación política, de la valoración social y, en general, del respeto a sus derechos en todos los ámbitos. Durante todo este tiempo hay avances, sin duda, pero la discriminación persiste en diversas esferas del mundo real.
 De hecho, en nuestro medio las agresiones contra las mujeres son permanentes y están normalizadas en la cultura patriarcal que predomina. De acuerdo con cifras de la Dirección Territorial de Salud de Caldas, en lo corrido del 2021 se han reportado 179 casos de violencia contra la mujer en el departamento, e incluso podrían ser muchas más, ante la realidad de que gran parte de tales agresiones no se denuncian, lo que permite un círculo vicioso que no termina.

 Si se parte de este evidente desequilibrio en el que las mujeres no son respetadas en sus derechos fundamentales, más difícil es avanzar en materia de equidad de género frente a lo laboral y la participación política, por ejemplo. La búsqueda de igualdad y paridad en los diferentes ámbitos se convierte en una lucha constante que así como avanza también retrocede. Los esfuerzos de mujeres y niñas de todo el mundo en la búsqueda de esa paridad se ven recompensados a medias ante un escenario en el que, en muchos lugares del mundo, la discriminación aumenta. En materia laboral, por ejemplo, ellas ganan 11% menos en promedio que los hombres en trabajos equivalentes.

 Este año la ONU se enfocó en el tema: “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la covid-19”, y resulta innegable que la situación actual ha traído consigo el retroceso y que la representación femenina en la vida pública y la toma de decisiones se ha afectado de manera relevante. Un informe reciente de esa organización es contundente: solo hay 22 de 192 países en los que las mujeres son jefas de Estado o de gobierno, y únicamente el 24,9 por ciento de parlamentarios nacionales son mujeres. Al ritmo de progreso actual la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardaría otros 130 años, dice la ONU.

La canciller alemana, Angela Merkel, advirtió este fin de semana que la pandemia llevó a que las mujeres asuman la mayor parte del cuidado de los niños durante el confinamiento y son mayoritarias en el personal sanitario, lo que nos devuelve a viejos patrones de género que se creían superados. Esta preocupación debería ser mayor en países como el nuestro, en el que persisten tantos prejuicios acerca de la vida de las mujeres en el hogar y fuera de él, y de su capacidad para la toma de decisiones.