Fecha Publicación - Hora

Las licitaciones públicas buscan que haya transparencia en la selección de los contratistas del Estado. Por eso suponen que se dé una invitación pública suficientemente publicitada, para que en igualdad de condiciones y bajo criterios objetivos, de acuerdo con las reglas establecidas para todos, se escoja la oferta más favorable. ¿Pero qué sentido tiene este tipo de estipulación y que la ley establezca que esta debe ser la regla general a la hora de contratar si es por este mecanismo por el que menos se gasta el presupuesto público?
El informe de la Lupa a la contratación de LA PATRIA y la Corporación Cívica de Caldas, del pasado domingo, realizado con base en el Secop, nos muestra que apenas el cinco por ciento del presupuesto destinado en los entes públicos del Departamento se contrató por esta vía. En publicación anterior sobre la Alcaldía de Manizales y sus entes descentralizados, se mostró que esta modalidad llegó allí al 20 por ciento, en buena parte gracias a la obra del intercambiador vial de La Carola. El problema no es solo que sea mínima esta opción para asignar el presupuesto oficial de contratación, sino que en la mayoría de licitaciones participan muy pocos proponentes, por lo que valdría la pena evaluar qué es lo que pasa.
En la Alcaldía de Jorge Eduardo Rojas, el Gobierno Nacional celebró la cantidad de personas y firmas que participaban en las licitaciones en Manizales, lo que era un indicador de que había transparencia. Seguramente no el único, pero en un proceso del que los posibles contratistas desconfían, difícilmente se atreven a participar y menos de manera masiva. Por este motivo, el llamado de atención que hizo la CCC la semana pasada para que se vigile el aumento de la contratación directa en la Alcaldía de Manizales, que se elevó, aplica también para la Gobernación de Caldas, en donde se dobló al comparar la cifra del primer semestre del año pasado con el mismo periodo de este año.
Vale la pena que las contralorías pongan atención a esta situación y revisen si los pliegos de condiciones están garantizando la selección objetiva, si se está prestando atención a una etapa clave de la contratación como es la precontractual, de la que depende buena parte del cumplimiento sin contratiempos y sin sobrecostos de los contratos. También, si los mecanismos que se utilizan para publicitar las convocatorias son los idóneos y efectivos, pues en estos asuntos es mejor excederse en la información que se dé para que lleguen propuestas suficientes que permitan tener de dónde escoger.

En una entrevista realizada el año pasado en otro informe de la Lupa a la contratación, la exdirectora de Transparencia por Colombia Elisabet Ungar advertía que esta situación es la constante en el país, lo que no nos debe tranquilizar, sino alertar. Hay que advertir que si la mayoría de la contratación se está haciendo por modalidades menos rigurosas que las licitaciones se tendrá que extremar la vigilancia sobre por qué sucede esto y si está sirviendo para esquilmar el presupuesto. Si bien las licitaciones son los más reglados de los procesos y los más vigilados, no son ajenas a que se presenten actos corruptos. Por este motivo, la Lupa a la contratación seguirá siguiendo la pista en estos asuntos, que interesan a todos los ciudadanos, pues se trata de la plata de nuestros impuestos.