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El municipio de La Merced, que completa cerca de tres años sin homicidios, nos da un gran ejemplo a los caldenses acerca del comportamiento que deberíamos tener en todo momento. También hay que resaltar que en el 2016 tampoco hubo muertes violentas en Marulanda, Aranzazu, Salamina y Norcasia, y que en los meses que llevamos de este año dan buen ejemplo en ese sentido Risaralda, Marmato, Marquetalia, San José y Supía, al lado de Norcasia y La Merced, que se sostienen como los municipios en los que el ejemplo de la calma permite que la violencia no se transforme en muerte.
En un informe publicado ayer en este diario se observa cómo este departamento viene avanzando de manera muy positiva en la reducción de los homicidios, y como el desafío es seguir trabajando para que al final del 2017 y en los años que vienen consolidemos esta tendencia hasta llegar pronto, ojalá, a cero asesinatos, no solo en Caldas, sino en todo el país. En ese sentido hay que recordar que en el primer semestre del 2014 se tuvieron 137 homicidios, en igual periodo del 2015 fueron 123 y en ese mismo lapso del 2016 el total llegó a 107. Para este año la cifra bajó a 89 en el primer semestre, lo que constituye un avance importante, del 17%.
Cuando se observan las causas de los homicidios, la conclusión es que infortunadamente todavía nos dejamos llevar por impulsos y sentimientos de venganza que nos llevan a chocar violentamente con personas cercanas, generando riñas y episodios de intolerancia que conducen a la violencia y al asesinato en muchos casos. En este sentido, la reciente visita del papa Francisco, quien vino con un mensaje de paz y reconciliación, no debe servir solo para que los grupos armados ilegales y quienes alimentan la violencia política en Colombia reflexionen y cambien sus comportamientos, sino para que cada uno de nosotros nos esforcemos más en no perder la calma, en ser más tolerantes, en respetar más a los demás, en no discriminar, en actuar siempre de manera pacífica.
Las incomprensiones entre las parejas, los odios heredados, los ánimos de venganza son sentimientos oscuros contra los que más debemos luchar como sociedad, y en el caso de aparecer conflictos, que es algo normal entre seres humanos, hay que buscar resolverlos de manera amistosa. Para esto, las autoridades también deben trabajar más con las familias para que los consumos de licor y drogas, que a veces potencian las reacciones violentas, también sean más controlados. Además, todo lo relacionado con el microtráfico es generador de violencias, y por eso mismo es fundamental que Colombia siga avanzando en la lucha contra el comercio ilegal de las drogas.
Es preocupante lo que se ha vivido este año en el sector del barrio El Carmen, de Manizales, donde se concentra el 18% del total de homicidios en la ciudad, y donde están comprobados los móviles surgidos de la venganza. Hay que esforzarse más en la construcción de una cultura de la convivencia pacífica, de una vida familiar respetuosa, de un mejor trato a las mujeres, de un ambiente político menos polarizado… 

La calma debe ser un mandato permanente en nuestras vidas, evitando la irritabilidad y practicando la tolerancia. Aunque hemos bajado bastante en el número de homicidios, seguimos muy lejos de los estándares internacionales que, según el Banco Mundial, se ubican en 5,3 homicidios por cada 100 mil habitantes. Nos falta avanzar mucho hacia el respeto a la vida y construir una sociedad en la que no queramos resolver los problemas a golpes, una sociedad pacifista.