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La buena noticia es que Manizales es la ciudad con menor brecha de género en Colombia en desempleo y eso es importante reconocerlo. Lo malo es que el panorama nacional es malo y que a pesar de ser menor, en la ciudad existe y se hace necesario trabajar más para lograr una verdadera justicia en el empleo entre hombres y mujeres, tanto en los cargos que ocupan como en los salarios que se pagan. No pueden seguirse aplazando las decisiones para revertir esta realidad. Se trata de una situación que además se agravó con la pandemia por la covid-19 que sufre el mundo desde el año pasado.
El más reciente reporte del DANE sobre mercado laboral nacional con datos de género (mayo-julio 2021) demostró que hay 7,3% menos hombres desempleados que mujeres y en la tasa de ocupados ellos ocupan 3 puestos de trabajo por 1 de las mujeres. En Manizales, mientras en desempleo entre hombres y mujeres la tasa es prácticamente la misma (16% hombres, 15,9% mujeres) en ocupados la tasa sí se amplía (ellos 56,6% frente a 37,6% de ellas), diferencia de 19 puntos porcentuales, esto es 0,6% por encima del promedio nacional.
LA PATRIA profundizó en estas cifras en el departamento en un artículo que publicó el lunes y entrevistó a varias mujeres que se desempeñan en diferentes funciones y cargos, quienes analizaron este panorama general y sus propias realidades para ayudar a encontrar salidas que permitan reducir de una vez por todas estos desequilibrios, entre los que se cuenta el verlas a ellas como las responsables del hogar o como las llamadas a ser las cuidadoras cuando se requiere de esta función. A pesar de muchos cambios, romper esta tradición que viene impuesta por la cultura patriarcal se torna difícil.
Dentro de los planteamientos hechos por las mujeres consultadas, es importante tomar en consideración ideas como la necesidad de preparar mejor a las mujeres en el campo, pues están asumiendo roles cada vez más complejos y, sin embargo, no cuentan con las herramientas para desempeñarse y dejar la dependencia en muchos casos de los hombres. También la necesidad de generar políticas desde las entidades públicas para generar alternativas en el campo laboral y para promover incentivos para quienes ayuden a disminuir esta brecha, además de ser más activos en la promoción de mensajes que hablen de la importancia de terminar con los sesgos tradicionales en razón del género.

Como si fuera poco, estas brechas se agravan cuando se trata de mujeres afro o indígenas, por eso sí que resulta aleccionador insistir en el mensaje de inclusión de todo tipo, no tiene sentido que a estas alturas del siglo XXI sigamos mirando ciertos escenarios como si se tratara de un asunto de castas, nada más discriminatorio ni anacrónico. Para lograr los resultados esperados, será necesario que hagamos de la equidad de género una verdadera apropiación, que nos salgamos de los juicios que hemos creado en nuestra sociedad y aceptemos con hechos y decisiones que ya no hay lugar para estas diferencias, que todos tenemos las mismas capacidades y por eso debemos disfrutar de los mismos derechos, sin distinciones de ninguna clase.