Después de un viaje desde España, que duró tres meses y medio, llegó a la costa norte de Colombia el señor José Solís y Folch de Cardona, militar experto en caballería, de buena cultura y aspecto varonil. Nació en Madrid en 1716 y con el tiempo se hizo amigo del rey Fernando VI quien le dió el nombramiento de virrey del Nuevo Reino de Granada. Al llegar se dió al trabajo de gestionar progreso y a la vez detener las constantes protestas ante el poder español en estas tierras.
Pronto intervino en la Guajira, favoreciendo la contratación de nativos en los trabajos que allí se iniciaban en unión con los Padres Capuchinos que habían llegado al acompañamiento evangelizador. También impulsó la construcción de acueductos en algunos puntos de Chocó.
Su vida pública llegó a ser aceptada por sus gestiones, pero en cuanto a su vida privada crecían rumores de aventuras, amoríos, salidas nocturnas de forma incógnita; para algunos llegó a tener aventuras con el grupo de mujeres llamadas “las marichuelas” que semejaban a las “prepagos” modernas. En parte se dice que lo rumorado podía ser cierto, ya que Solís no era casado y no tenía dama de compañía, o bien según otros, fueron aventuras inventadas en parte por los enemigos del Gobierno español para desprestigiarlo.
El 28 de febrero de 1761 toda la población de Santa Fe y luego la de todo el reino de la Nueva Granada quedó atónita con la noticia de ese día: en horas de la mañana el virrey Solís, después de dejar todo en órden y previsto su sucesor tomó el hábito de Franciscano y fue monje ejemplar hasta su muerte en 1770. Una serie de televisión colombiana de alta calidad se emitió hace años, narrando la historia del virrey: Solís pasó a una vida de solaz, es decir de descanso, reflexión y ejemplar vida.
Me parece que en este tiempo de Cuaresma este hecho es un llamado para todos, a pasar de una vida mediocre, olvidada de Dios, en irrespeto a todo ser humano y la naturaleza, a una vida que tras la entrega a la reflexión, a la meditación de la Palabra de Dios, a la oración y al amor social, tome rumbos de vida mejor.
Es verdad, así como Solís pasó a una vida de solaz, de recto existir, de igual manera en Cuaresma somos llamados a acercarnos a la vida de Jesús de Nazaret, sus palabras y gestos, que nos introducen en el Camino, la Verdad y la Vida.