Llegar a la situación de olvido de datos, personas, historias y lugares es acontecimiento no deseable, es perder huellas que han dejado senderos de avanzada, progreso, luchas personales y sociales. Recordar es una manera de mantener valores que jalonan las fuerzas de gratitud y cariño, por ello me parece que un 31 de enero trae datos que vale no dejar ahogar, olvidar y oscurecer.
El 31 de enero de 1888 murió en Italia un hombre que trazó caminos de evangelio para la educación veraz de la niñez y la juventud. Desde joven se interesó por reunir en grupos a cantidad de jóvenes dispersos por huída de familias en pobreza dolorosa y brindarles hogar con educación, vivienda y formación en la Fe; todo ello con el matiz de un trato bondadoso y alegre.
Este hombre llamado San Juan Bosco dejó comunidades religiosas para la educación juvenil, que en el mundo entero, llamadas comunidades Salesianas, han iluminado el caminar de millones de jóvenes. La Iglesia le tiene como ejemplo y patrono de la pastoral con jóvenes.
El 31 de enero de 1902, en el sector llamado “alto del mico”, en la naciente Manizales se inició la construcción de un bello templo bajo la dirección de los Padres Jesuítas y dedicado a San José. Con el correr del tiempo aquel sector se llamó barrio San José, que durante muchos años, antes de frenar su ímpetu con un plan de renovación urbana fallida, fue lugar de progreso para la ciudad, fuerza cívica que albergó multitud de hogares después de los incendiios del centro urbano. Este sector llegó a ser, con la Parroquia como eje, un semillero de personas luchadoras sin odios, hasta que el licor y la droga dieron golpe mortal y que ahora sigue su marcha en esperanza.
El 31 de enero de 1946 murió en Bogotá el padre José María Campoamor, quien iniciando en Bogotá un movimiento de vivienda, ahorro e inversión para el progreso con las llamadas “cajas de ahorro del círculo de obreros” que ahora brillan en la madurez del llamado “grupo Social. El padre Campoamor pronto estableció en Manizales sus famosas cajas de ahorro; recuerdo de ello es el barrio Campoamor, donde se inició el plan de vivienda para obreros, con educación en la Fe cristiana. Recuerdos que hacen surgir gratitud, aprecio y mirada afectuosa para quienes desde la Fe han impulsado el bienestar de hermanos en ascenso.