Como de pronto lo saben los seis lectores que me quedan, de vieja data colecciono historias de niños que me llegan a través de sus padres y abuelos, principalmente,  o que encuentro guaqueando  aquí y allá. Voy con otra tanda:
En un programa de la televisión española  les pidieron a los niños mencionar tres objetos que usan las abuelas. De inmediato saltó al ruedo una audacia menor de seis años que respondió: La boina, los lentes y la ¡próstata dental!
A Miguelito, su padre le dio un juguete que cumplía deseos. Este fue el pliego de peticiones del chiquitín Quiero pedir que pueda comer dulces, no lavarme los dientes y que la tele no me embobe.
Isaías, de tres años,  fue con su padre a ver una camada de gaticos recién nacidos. De regreso a casa, le informa a su mamá que eran dos gaticos y dos gaticas. La madre le pregunta cómo lo supo: Papá los levantó y los miró por debajo. Creo que allí tienen la etiqueta.
Reacción de Valentina, prediabética, ante la muerte de su amiguita Lesly : Abu: En el cielo vive mi amiga Elena y allí hay muchas camas de chocolate, pero son de chocolate sin azúcar…
Miguel, de dos años y medio, le dice a su profesora: Mira a Mauricio molestando a unos niños. La profesora le aclara que él no es Mauricio sino Andrés, su hermano gemelo, que es de otro curso. Miguel mira a uno y al otro y dice: Entonces son dos Mauricios. (Del libro “Palabra de niños”).,
Galimatías para Leonor: “Mi nieta Leonor, de cinco años, es hija de Angélica, mi hija mayor de mi primer matrimonio con Marina, cuyo actual compañero se llama Rodolfo. Leonor le preguntó a su mamá por qué si la abuela Marina tenía por esposo a Rodolfo y yo por esposa a Cristina, ella era hija nuestra. Y que por qué no le podía decir abuela a Cristina, pero a mí sí me puede decir abuelo”.
La Corporación Otraparte lamenta la muerte de Pilar  (1926•2023), la única hija del maestro Fernando González y Margarita Restrepo y la tercera de cinco hermanos. En palabras de su padre, en su niñez «era la bulla de la casa, la que tenía “paradas” mejores y la que me plantaba: era la única que no me tenía miedo durante mis iras y la única que no seguía la regla de no contradecirme»…
Alguna vez pasamos con nuestra hijita por un centro comercial donde exhibían pieles de vaca para la venta. De una, July dijo: Papi, mira los vestidos de las vacas.
Laura y Manu están jugando con sus patinetas en la manguita. Laura se ha ensuciado tanto el pantalón que cuando la vi, antes de que yo le dijera algo, me dijo: Mami, tengo que disfrutar la niñez.
A Andrés, de siete años, le regalaron un radio pequeño, pero cuando lo encendieron no funcionó. Esta fue su explicación: Como mi mamá todo lo deja tirado, quién sabe cuando vino del almacén dónde lo dejó y se le perdieron las emisoras.