Se perdieron los dos primeros puntos en un campeonato en el que sumar es la alternativa, independiente del peso de Nacional, y el propio desarrollo del juego. Otra lectura sería que se empató, sin refuerzos, y apelando a la colectividad, ante un rival que viene de ser finalista.

Un primer tiempo con compromiso y orden, teniendo la pelota, corriendo, presionando arriba, dejando gratas sensaciones por actitud, una de las variables por explotar frente a la falta de esos jugadores desequilibrantes que no se contrataron, y el sostener un plantel de media tabla.

Fue más Once Caldas, supo controlar las acciones a través de la posesión, y convirtió una de las tres veces que llegó, por Dayro Moreno, quinto goleador histórico del fútbol colombiano con 207 tantos, a uno de De Ávila (cuarto), y a 10 del segundo, Valenciano (217). Galván es primero con 224.

Tardó un minuto la celebración porque el verde, que no había hecho méritos, demostró que no requiere de varias, con una le basta, y de inmediato igualó. El segundo período fue otro cuento, ambos se vinieron abajo, y se le acabó la gracia al partido.

Manifestó Pedro Sarmiento su satisfacción por la condición física, talante en cancha, y parte táctica, advirtiendo que está en fase de acoplamiento, y que cuenta con cinco piezas de recambio frente a 11 que abandonaron, con lo que mejoró el promedio y la talla del equipo.

Claro el panorama, un Once Caldas experimental, buscando recuperar a Miranda, confiando en las anotaciones de Dayro, útil en el área, torpe para eludir y chocar con los rivales, y una ofensiva limitada a lo aéreo, poco efectiva y con mucho por crecer, sustentada en los fuertes brazos de Luis Pérez.

Con posiciones no cubiertas, como la banda izquierda. Se fueron Pajoy, Méndez y Artunduaga, y de ese perfil solo quedó Lemus, no convocado ante Nacional. También a los laterales se les nota que están improvisados, Cardona y Moran dan ventajas, y suben al ataque con más voluntad que profundidad.

La creación estuvo en manos del ecuatoriano Billy Arce, funcional y rendidor en la etapa inicial apoderándose de las zonas de rebote, pero intrascendente en el complemento, siendo superior al Sherman del pasado, mientras que en marca no se sufrió, y Chaux respondió ante Dorlan y sus potentes disparos.

Alcanzó a ilusionar ese Once Caldas del comienzo, dejándose contagiar más adelante por un Nacional en complejo momento, con ausencia de figuras estelares, orientador encargado, sujeto solo a los impactos en distancia, y que rapidito selló el empate, haciendo decrecer el espectáculo, que terminó entre sombras.

Con un marco sensacional en Palogrande, y un ambiente excepcional, que identifican el sentir del hincha, y lo que el equipo representa para el departamento, el estreno corroboró la sentencia de fortalecer el contenido sobre el trabajo, con plazas vacantes, que se llenarán con promesas, no con realidades.

Medio tiempo no más, como en tantas otras ocasiones, con déficit por las unidades perdidas que enturbian el paisaje, en un registro imposible de ignorar, pues, aunque apenas está despegando la liga, en la siguiente fecha un triunfo del Huila y un revés de Once Caldas, lo pondrá en zona roja.

Va a ser un sufrimiento permanente que solo aliviarán los puntos y una campaña por encima de sus rivales directos, misión para Sarmiento y sus auxiliares, con margen estrecho, y apoyado en la cantidad de sesiones en campo a las que deben acudir, porque la base es la misma, pues desde la fuente no se surtieron estándares de calidad. Dios los proteja, y nos bendiga.

Hasta la próxima...