Antedata 1. Lo siguiente fue escrito antes del destape de los escándalos de los parientes del presidente. Aquí hablo del objetivo de Petro de copar toda la sociedad y de convertirse en un hombre muy fuerte. Ahora, muy debilitado él, esta pequeña crónica podría quedar como la constancia de una ambición frustrada. O es posible que el presidente se radicalice, para rodearse más de sus adeptos, y se lance, dentro de unos meses, hacia la movilización y el apoyo de los jóvenes, los cocaleros y demás subsidiados beligerantes en las plazas públicas, con el fin de tratar de gobernar con los de allí.
Antedata 2. Ojo: que estos escándalos de corrupción no tapen los abismarles errores y las torpes propuestas de este gobierno.
Vamos, pues.
Pensando y repensando, en mi limitada mollera no me cabía la explicación racional por la cual un tipo tan inteligente y tan avisado político como lo es Gustavo Petro, presentaba ese proyecto de reforma a la salud. Un desastre cantado.
Primero reflexioné:
Los pensamientos de los seres humanos son caóticos, muchos llegan sin que los llamemos. Por ello hay que ponerles filtros. El presidente ha demostrado que piensa y tuitea a la ligera; toma al vuelo lo que le llega a la mente y por eso leemos aquellas desconcertantes propuestas que hace. Me recuerda lo que escribiera Leopardi en un exceso de sinceridad: “el pensamiento me hace daño: él me matará”.
Vale, me dije, pero no está completa la explicación.
Seguí meditando:
¿Será que el presidente Petro es engolado y fuerte en la voz, pero ligero en los asuntos de Estado? Light y un plus irresponsable. Se casa con algunas vanilocuas propuestas. Terco. Así lo llamó doña Verónica en los videos que se filtraron durante la campaña.
Lo acepté, pero no como suficiente y entonces seguí rumiando el asunto:
¿Por qué arriesga tanto él en toda la línea de su legitimidad con un tema tan delicado como este de la salud? Petro conoce muy bien los devenires y aulagas de Hugo Chávez. Cuando este se metió con el tema de la educación perdió el referendo. “Con mis hijos no se meta”, fue la consigna que lo derrotó.
Aquí se juega él algo mayor. Y se arriesga a que los colombianos le digan: “con mi salud no se meta”.
Y sin embargo, él insiste. ¿Por qué?
Continué cavilando. Y encontré una aclaración que sí me satisfizo:
Es “la astucia de lo que parecía una incorregible estrechez de miras.”
Como cierto populismo de derecha, hay también una izquierda que no está interesada en conseguir logros y progreso, sino en permanecer en el poder. Castro, Maduro, Chávez, los Kirchner, ¡cuánto daño no hicieron! Desvencijaron a sus países. Y permanecieron. La pregunta que se hace allí el respectivo hombre fuerte no es si algo es negativo o positivo para su país. Eso le será secundario. Las decisiones las basará en si sus iniciativas serán o no favorables para su continuidad al mando. Buena cosa para ellos será copar a la economía, a la sociedad y a una parte del pueblo.
Bajo esta perspectiva hay que analizar las propuestas básicas de Petro. No me caben todas aquí, pero a eso van subsidios, comida, ollas comunales, permisividad cocalera y narco, salud, pensiones… y etcétera. Y en la salud, en concreto: no es cierto que sus fondos oficializados los manejarán gobernadores y alcaldes, sino agentes nacionales y regionales directos del presidente. Para peor. Y las amplias facultades que él pide serán para colocar la salud, sus dineros, la contratación, el personal médico y administrativo, todo oficializado, aún más bajo su decisión y voluntad.
El cuento del rey desnudo, paseándose por las calles. Los súbditos, temerosos, callaban y aplaudían. Un niño, por lo ingenuo, se atrevió a gritárselo al monarca. Así quizás este proyecto de la salud sirva para que los partidos de esa coalición antinatural y mal matrimoniada en el congreso se atrevan a aceptar el que Gustavo Petro se va vistiendo de lo que busca: estatizar al máximo, capitalizar poder con los recursos del Estado, con los de la salud de los colombianos, y avasallar a la sociedad para perpetuarse, él o su valido predilecto, en el poder.
Después de lo de sus parientes, el título de este artículo podría ser: “El rey se iba vistiendo”.