La Administración de Justicia es una de las tres ramas del poder y, desde luego, aparece como vigía de lo que por las otras ramas se hace o se intenta, aun cuando muchas veces solo se percibe cuando se transgrede la Constitución o la ley que, los representantes de todos los poderes juran acatar y los ciudadanos cumplir. Mucho se habla de ella y, sin embargo, es desatendida y violada, incluso por quienes han jurado acogerse a sus mandatos.
Si se habla de la paz, si de una negociación se trata, algunos alivios habrá, es de su esencia; pero si ofrezco que no habrá pena, esa no es una negociación sino una entrega y, además una violación de la ley o la Constitución. Al tiempo y en otro sitio, a un posible violador capturado (aún no había sido juzgado), le causaron la muerte otros detenidos al parecer con la connivencia de la policía, se investigará y deberán pagar por el crimen. En distintos escenarios gentes del común pagarán por los delitos cometidos, robos, atracos y asesinatos al por menor, mientras a quienes los cometen a diario al por mayor debemos indultarlos sin que medie pena alguna. Deberíamos, al menos, ser respetuosos de las normas que nos dimos.
Justicia es “la virtud que nos hace dar a cada cual lo que le pertenece o corresponde” y, justo es quien juzga y obra con justicia. El presidente de Colombia no juzga, ejecuta y, el juez, que si lo hace debe hacerlo con apego a la Constitución que le obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos.
No me queda claro cuál es la justicia en la que se apoya el presidente Gustavo Petro para lograr la “Paz total” que ofrece a los alzados en armas. Mientras desarma la policía e impide al ejercito bombardear los campamentos de los alzados en armas porque hay menores, a las guerrillas les ofrece la paz total, sin penas por sus delitos y, sin que tengan que pagar por los daños infringidos, ni por el enriquecimiento con el narcotráfico, esto es, algo más allá de lo pactado por Santos, aun cuando al final las Farc incumplieron en la entrega de bienes. En cuanto al cobro de impuestos se dice que se debe gravar a los ricos y darles a los pobres, su idea es igualarnos por lo bajo, puesto que considera rico a todo aquel que gane más de 10 millones de pesos. No necesitará hacer mucho esfuerzo, con la gran idea de terminar la exploración y explotación del petróleo y el gas es suficiente; con este paso, trajo la subida del dólar y el euro, monedas frente a las cuales el peso pierde valor. Nuestro salario mínimo, un millón de pesos, son doscientos dólares y los ricos, que según Petro ganan diez millones, esto es, dos mil dólares, son los ricos más pobres del universo.
Al tiempo de escribir este artículo se inician conversaciones de paz con el ELN que no se anuncian fáciles, el jefe mayor, Eliecer Herlindo Chamorro Acosta, con razón adoptó el nombre de Antonio García, lo dice claro: “Proponemos que si no quieren que se ataquen instalaciones militares pues nosotros también podemos proponer que las instalaciones nuestras no se ataquen y, agrega, los cambios que aportan a la justicia social y a la democratización del país son un camino hacia la paz. Jamás al revés”.
Y…también, al tiempo, para sosiego y descanso nos llega el Campeonato Mundial de Fútbol, al que nos invitaron, pero no logramos clasificar. Ello, no obstante, el espectáculo es agradable y entretenido, mucho más si, no obstante, nuestro fracaso tenemos equipos preferidos a los cuales acompañar y disfrutar. En la primera fase los equipos americanos para que clasifiquen a octavos o a cuartos como logró Colombia en el inolvidable torneo de 2014. Después, con los equipos ya seleccionados los partidos de los mejores a mi gusto y según mi propio criterio, pues, si quiero gozar, debo tomar partido por los mejores, esto es, siempre a mi juicio y en este orden Brasil, Francia, Argentina, Alemania, España, Bélgica y Uruguay. Como no apuesto bien, puedo ir cambiando según los resultados y las actuaciones de los mejores equipos y sus estrellas, pero una final entre los mejores de mis preferidos, Brasil contra Francia o Argentina, por ejemplo, justificaría mi entrega. En todo caso se trata de divertirme sin juzgar a quienes me traen el espectáculo o al régimen que impera en el lugar donde se juega, cada cosa en su momento y lugar.