"No son pocas las ocasiones en que la política viene a remediar errores científicos y tecnológicos". Esta es una de las tantas frases con las que nos pone a pensar el filósofo español, vasco para más señas, Daniel Innerarity, quien fue invitado como personaje central a la entrega del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, que se cumplió el miércoles en Bogotá.

El filósofo debió cancelar de último momento su visita, pero envió una charla profunda sobre las muchas preguntas que se hace, lo que resulta ser su trabajo. De esa intervención, el presidente, Gustavo Petro, que asistió a la sesión, se quedó con dos ideas. Una, la de la eterna crisis que deben afrontar los estados y que hace que los gobernantes estén en emergencia permanente. La otra tiene que ver con que los científicos tienen las respuestas.

Sin embargo, si se lee a Innerarity más profundamente, lo que dice sobre este tema es relativizar el poder y el conocimiento. Recuerda que "la ciencia es habitualmente una actividad que exige tiempo, que fracasa la mayor parte de las veces y requiere paciencia" y, en igual sentido, que "la ciencia asesora, pero no sustituye".

Esto significa que no podemos pensar en la tecnocracia a rajatabla como mandante de las soluciones a todos los problemas de lo público, sino que la democracia precisamente es la conversación de los que saben con los que no, y de que esos dos mundos deben encontrarse para caminar juntos por un mejor planeta.

La sociedad del desconocimiento es un título provocador para estos tiempos en que se habla tanto de la necesidad de las ciudades del conocimiento, como en Manizales, donde se cacarea de ser cerebro de Colombia y eso se ratificó esta semana en los diálogos vinculantes que promueve el Gobierno Nacional de cara a la construcción del Plan Nacional de Desarrollo.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que de nada sirve tener muchas conexiones de banda ancha o miles de empleos generados por las empresas de base tecnológica, si no se tiene reflexión o nuevo conocimiento que se produzca alrededor de esos temas. No basta con infraestructura y servicios, lo que más se necesita son mentes capaces de aprovechar aquello para producir cosas nuevas o las mismas, pero mejores. Porque la clave del crecimiento, ya se conoce, pasa por una sociedad que disponga de personas muy educadas y creativas.

Por eso, no son suficientes los científicos para gobernar el mundo. Dice Innerarity: "Quien asesora a los gobiernos ha de ser consciente de que el saber del asesoramiento se distingue de otros saberes por el hecho de que ha de ser, al mismo tiempo, científicamente correcto y políticamente útil y realizable". Precisamente por no tener en cuenta esto, se han cometido tantos errores.

Tampoco tiene sentido, por supuesto, decidir sin el saber científico. La invitación del filósofo es a sopesar, a tomar distancia y a decidir, sí con el saber científico, y también con la aplicación en el mundo real, para lo que vale la pena tener en cuenta a la opinión pública.

El libro se divide en cuatro grandes apartados: El conocimiento ya no es lo que era, Infrestructuras de la inteligencia colectiva, Ciudadanía digital y Lo que nos espera.

En cada apartado van varios capítulos sobre estos temas que al final hablan de lo mismo, con sus matices: la importancia de ser conscientes de nuestras limitaciones en el conocimiento; de las paradojas de la tecnología que sirve para tanto y nos amenaza al mismo tiempo; de la importancia de entender que vivimos en un mundo en permanente crisis; tiene brillantes reflexiones en torno al aprender y a los sistemas educativos; y de invitarnos a darnos cuenta de que estamos en un momento importantísimo del desarrollo, pero al mismo tiempo sin tener muy claro esto en donde terminará. Y muchas preguntas más, que para eso están los filósofos.

Léanlo y #HablemosDeLibros y de la necesidad de aprender a entender todo lo que desconocemos para preguntarnos mejor.

 

Subrayados

* Aprender: ponerse en disposición de realizar experiencias sorprendentes y modificar la propia conducta de acuerdo con esos descubrimientos.

* El saber es más que información con utilidad inmediata; es una forma de apropiación del mundo: conocimiento, comprensión y juicio.

* La sociedad del conocimiento es aquella en la que podríamos prescindir de las personas inteligentes, pero no de los sistemas inteligentes.

* Estar gobernados por personas irreprochables moralmente no nos asegura en absoluto que vayamos a estar bien gobernados.

* Con la digitalización nos va a pasar algo similar a lo que nos ocurrió con la globalización; creíamos que lo global suprimía lo local, y tardamos un tiempo en entender que únicamente se modificaban las relaciones entre ambas realidades.