Don Rafael Arango Villegas decía que la locura no era más que ‘una trabazón de cuerdas en la central de la chonta’* (Bobadas mías, La central de la “Chonta”). Parodiando esta teoría, la confusión de términos cuando hablamos o escribimos se debe a un enredo de las ‘cuerdas’ correspondientes de esos términos, como les sucede a quienes confunden ‘eminente’ con ‘inminente’, o como le ocurrió al hermano Andrés Hurtado García al calificar de ‘boyante’ a un ‘cafetal’ en esta descripción: “En medio de los boyantes cafetales se levanta la bellísima casa…” (LA PATRIA, 5/1/2023). ‘Boyante’ (‘una embarcación que vuelve a flotar después de haber estado en seco’) califica primordialmente todo lo que flota. Por extensión, se aplica a personas o cosas prósperas,  por ejemplo, ‘fulano de tal es un empresario boyante’, es decir, cada vez más rico o poderoso. Un cafetal puede calificarse de ‘frondoso’, por su exuberante follaje, o de ‘opimo’, por su fertilidad (abundancia de sus frutos). No ‘boyante’. De este enredijo de cables fue víctima también el presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie, al redactar lo siguiente: “Su relatoría, de 570 páginas, incluye proposiciones diversas, unas en hojas de cuaderno y otras, extensas y sesudas, de organizaciones que se abrogan la representación campesina” (LA PATRIA, 7/1/2023). En este texto se le enredaron los cables de ‘abrogar’ y ‘arrogar’, lo que hizo que utilizara el primero por el segundo, el apropiado para expresar su idea. En efecto, ‘abrogar’ significa ‘abolir, derogar’; ‘arrogar’, en cambio, ‘atribuir, adjudicar’, como transitivo, y como pronominal (‘arrogarse’), “apropiarse indebida o exageradamente de cosas inmateriales, como facultades, derechos u honores”. ¿Cómo desenredar esos cables? Abriendo las entendederas, y con el instrumento adecuado (los diccionarios) separarlos para que cada uno cumpla bien su oficio. *Chonta: para los niños de hace ochenta años, ‘cabeza’, que también llamábamos ‘cocorota’. 
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En el artículo antes citado, el hermano Andrés escribió: “El padre de Beethoven hombre de gran intuición intelectual colocó a sus hijos estos nombres: Benhur…”. Los nombres no se ‘colocan’, se ‘ponen’. El complemento de la acción del verbo ‘colocar’ (del latín ‘locare’ –‘colocar en un lugar, situar’, a través de ‘collocare’ –‘colocar, poner, situar’) es solamente de ‘lugar’, pues significa “poner a alguien o algo en su debido lugar”. No tiene, por tanto, la acepción de ‘bautizar’ (‘poner nombre a algo’). De las cuarenta y cuatro acepciones que El Diccionario le asigna al verbo ‘poner’, la décima octava es la siguiente: “Aplicar un nombre, un mote, etc., a una persona, un animal o una cosa”. El verbo ‘colocar’ sólo tiene cinco significados, que también los tiene el verbo ‘poner’, por lo que éste puede reemplazar siempre a ‘colocar’, pero no al contrario. 
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Los comparativos ‘mayor’ y ‘menor’ rigen la conjunción ‘que’ (a veces, la preposición ‘de’, verbigracia, ‘no se admiten mayores de sesenta ni menores de veinte’). En cambio, ‘superior’ e ‘inferior’ piden la preposición ‘a’. Según esto, la columnista de El Tiempo Claudia Isabel Palacios Giraldo acertó con ‘superior’, pero se equivocó con ‘menor’ en la siguiente oración: “No es que sea una cifra despreciable, de hecho es superior a la esperada por el Vaticano, pero claramente es menor a la de Pelé” (5/1/2023). “…que la de Pelé”, sin duda. Nota: los adjetivos ‘superior’ e ‘inferior’ son invariables en género. Hay una excepción, sin embargo, cuando se trata de la mujer que dirige una comunidad, especialmente religiosa, caso en el cual es sustantivo, ‘la superiora’. 
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El pronombre ‘le’ tiene plural, ‘les’, que se emplea cuando reemplaza a un nombre plural. De Perogrullo. A pesar de lo cual es tan común la violación de esta norma gramatical, que se puede afirmar que se comete diariamente. Para la muestra, este titular de El Tiempo: “La fechas ambientales a las que hay que prestarle atención en el 2023” (Medioambiente, 5/1/2023). El pronombre ‘le’ –ahí enclítico– se refiere a ‘fechas ambientales’, por lo que tiene que ser ‘les’: “…prestarles…”. Como digo, de Perogrullo.