Ahora, que es campaña electoral, nos están diciendo que la ciclobanda por la avenida Santander es “antitécnica”. Pero antitécnica es la avenida toda, en general. Y no solo eso, es casi criminal. Entonces quedan tres opciones: o nos quedamos así, o la mejoramos y la hacemos “técnica”, o la eliminamos con ciclobanda y todo.

Es posible que la ciclobanda sea “antitécnica”, ¿cómo no? Si la hizo el gobierno de Carlos Mario Marín. En 2020 dijimos que esta apuesta de hacerla improvisada y a medias iba a terminar deslegitimando y empañando el resto de la lucha por la movilidad sostenible (https://t.ly/gOL1t). Ahora nos toca ver cómo nos dicen que es “antitécnica”, no como una razón para mejorarla y dejarla en pie —con más espacio y diseño—, sino como excusa para borrarla. Es que más espacio implica restarle privilegios al carro y a la moto, que quita votos, y más diseño obliga a invertir.

Se me antoja entonces usar la misma lógica de lo “antitécnico” con la avenida en general. Podemos decir que la Santander es antitécnica, y entre quedarse así, mejorarla o eliminarla, parece que se prefiere mantener las cosas como están. Así, con el ruido, con la publicidad exterior sin control, con la velocidad más insegura en la vía, etcétera.

Vamos con el ejemplo de las terrazas comerciales. Un limbo normativo que reseñó este diario: (https://t.ly/T1dEC). Nos ha dejado cada día en la Santander un espacio público “antitécnico”, de la peor calidad. Es claro que los antejardines y terrazas son propiedad privada, pero es de aquella que debe cumplir una función social por su relación con lo público. En los antejardines se quita el árbol, se levanta el césped, se tapa la fachada, para poner el bafle, el consumo y la basura. Al final se afecta a la ciudadanía que, por decir solo algunas, pierde sombra, sufre el ruido a la intemperie, aguanta mayor calentamiento urbano y pierde paisaje.

Es así que deben existir normas claras sobre lo que se puede hacer y lo que no con una terraza comercial en la Santander, pero no. Todo es antitécnico. Y en lugar de solucionarlo, mejor mantenernos así. El comercio a sus negocios y el político a no ganarse críticas. Carlos Mario Marín dijo que solucionaría eso, y nada, se le acabó el tiempo como en casi todo. Octavio Cardona se la había jugado por un proyecto de acuerdo que pretendía simplemente regularizar lo irregular si le pagaban al municipio.

Abro en mi computador los programas de gobierno del candidato Jorge Eduardo Rojas y de la candidata Paula Toro. Ctrl+F, buscar: ni una sola vez las palabras “terrazas comerciales” o “antejardines”. Eso sí, si les llegan a dar el micrófono, ¿cuánto se despachan contra la ciclobanda?

Vamos con otro ejemplo. Chiquito. El lavado de activos, el uso de armas y el consumo de licor adulterado en los comercios de la Santander. 18 capturados, seis ya aceptaron en preacuerdos ante la justicia. Incluso con funcionarios municipales en el bolsillo. “Le di $150 mil a Carlos, de Sanidad [del municipio de Manizales], que es el encargado de la vigilancia de toda la Avenida Santander. Lleva apenas seis meses y ya lo tenemos en la nómina”, dice en una interceptación de la Fiscalía Yuli Alexandra Londoño, propietaria de El Cafetal. Un poquito “antitécnico”, digo.

Entre mantener, mejorar y eliminar, la Santander se mantiene. Para algunos candidatos lo único que no, es la ciclobanda, esa se elimina. Lo evidente es que la preocupación no es la “técnica” o el cumplimiento de la ley, es solo que con lo que está mal en la ciudad tendemos a ser proclives a tres cosas. Primero, a eliminar lo que no cueste popularidad ni quite votos: la ciclobanda. Segundo, a mantener las cosas igual si mejorarlo implica inversión o tocar sensibilidades que traen críticas: no se toca el carro, no se toca la moto, ni se tocan los comercios. Tercero, que llegado el caso de querer hacerlo mejor, hay unos obligados a sacrificar más que otros: el ciclista que espere el día en que podamos, el peatón que aguante, el vecino que no se queje, estamos trabajando primero por otros.

Quizás mejorar la Santander se trate de que todos vayamos poniendo, pero que a todos nos toque un espacio de ganancia desde el inicio.