El alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, es el rey Midas a la inversa. Le quita el oro a lo que toca.
Cuando se regó el rumor de una cena entre la candidata Paula Toro y el alcalde, ella debió dedicar toda una estrategia en redes para desmentirlo. No quería ser tocada por el Midas a la inversa. Cuando se filtró una reunión entre el senador Guido Echeverri y el alcalde, el congresista salió en medios a aclarar que allí no se trataron temas electorales. No quería que sus listas y candidatos fueran a perder el oro. Cuando su propio exsecretario de Deporte, Carlos Alberto Arias, se quiso lanzar a la alcaldía, tuvo que pasar el viacrucis de las firmas y la máscara de “independiente”.
Carlos Mario terminó su periodo el 8 de noviembre de 2022. Ese día publicó su acuerdo con el país ficticio de Liberland y desde entonces todo ha sido irreal. Relanzó su marca de gobierno —con recursos públicos, como siempre— y ya nadie se acuerda cuál es. Intentó un estrategia de golpes de pecho y reconocimiento de errores, pero a los pocos días todo era silencio e inercia. Quiere que el megáfono le suene como antes entre la prórroga y la prórroga de un gobierno que ya acabó.
Por eso a esta altura no hay ni rendición de cuentas, ni balances, ni cierres. No hay cenas de despedida, ni medallitas. Hace rato se acabó. Se le ve sobreactuado, pidiendo que lo recuerden. Echándose el mismo libreto lastimero en publirreportajes, pagados por sus colegas de Asocapitales —otra de esas entidades de personería enrevesada para saltarse los controles de contratación—. Un video con el estilo y el tono de la autoentrevista en inglés del expresidente Iván Duque, otro que terminó su mandato antes de tiempo.
Carlos Mario le quitó el brillo a toda una generación de funcionarios nuevos —distintos a su rosca de amigos— que en pocos meses de su mandato empezaron a salir con disimulo, por la puerta de atrás, en silencio. Golpeados por el descrédito o por la desmotivación por lo público. Muy pocos con la convicción de defender lo poquito bueno que se haya hecho.
También dejó tocadas algunas políticas, que no podrán desligarse de su nombre. Ya en campaña se ve a los candidatos muy tímidos al defender la movilidad sostenible, en bici y peatonal, a riesgo de que los inscriban como candidatos del alcalde. En los programas de gobierno no destacan estas apuestas, como lo reseñó el ingeniero Juan Nicolás Ramírez (lo pueden leer acá: https://shorturl.at/cdjlH), pero mucho menos se les oye en el debate público.
Hablan de ciclobandas sí pero no así, de bulevares sí pero no así, de reductores de velocidad sí pero no así, de cebras sí pero no así. Todo eso sí, pero ojalá con la falta de brillo en la que lo dejó Carlos Mario. Es decir, con la excusa perfecta para seguirlos aplazando. “Hasta que el Sistema Integrado de Transporte sea una realidad”, dicen, pero eso es lo que más se ha dejado en los cajones en los últimos doce años —incluyendo al gobierno Jorge Eduardo Rojas—. Todo se aplaza, pero el afán son los hechos en seguridad vial, en calidad del aire, en cambio climático, en mal parqueo, en espacio público y en salud cardiovascular, respiratoria y mental; no dan espera.
Es que al final, lo más grave que tocó el alcalde es este momento de campaña. Solo su presencia puso de cabeza todo. Doce candidatos bastante irrelevantes, tanto en colectividad como en discurso. Todos contra él, para ver si con eso les alcanza. Apenas con el factor diferencial de Jorge Eduardo Rojas: arrumar lo más selecto de nuestra clientela política y de nuestras marionetas.
Con su toque de Midas a la inversa, Carlos Mario le quitó el oro a nuestro futuro y nos dejó bajo la amenaza del poquísimo brillo del pasado más reciente. Nos tocó y nos tiene a la ciudadanía en el más militante desaliento.
Entre bambalinas: Rechazo total a las amenazas contra el líder sindical Juan Carlos Martínez Gil, presidente de Educal. Exigimos a la Fiscalía una investigación plena, pues solo juzgando a los responsables se desactiva una amenaza. La Unidad Nacional de Protección y a la Policía deben reforzar su seguridad. Ha sido ejemplo dentro del sindicalismo, siempre construyendo puentes con el sector gremial y social del departamento. Impedir que su vida esté en riesgo debe ser una urgencia de región.