Decenas de personas exigieron el martes en Barrancas la liberación de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista del Liverpool Luis Díaz, secuestrado el pasado sábado en La Guajira.

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Decenas de personas exigieron el martes en Barrancas la liberación de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista del Liverpool Luis Díaz, secuestrado el pasado sábado en La Guajira.

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EFE | LA PATRIA | Bogotá
Los colombianos expresaron ayer su rechazo al Ejército de Liberación Nacional (Eln)
por el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz, delantero del club inglés Liverpool, acción que incluso pone en peligro la negociación de paz entre el Gobierno y esa guerrilla.

La delegación del Gobierno en los diálogos de paz dijo ayer en un comunicado que el Eln, con el que está vigente un cese al fuego, es el responsable del secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista, lo que esa guerrilla no ha confirmado ni desmentido.

El exjefe negociador de paz del Gobierno de Juan Manuel Santos con el Eln, Juan Camilo Restrepo, aseguró en la red social X que el secuestro del padre del delantero de la selección colombiana “reviste inmensa gravedad, y es una bofetada del propio grupo alzado en armas al proceso de paz”.

“Esto no solo es un delito del Eln: es una torpeza política descomunal”, manifestó Restrepo, quien añadió: “Es una lástima que el Eln no tenga la seriedad suficiente para adelantar un proceso tan delicado sin incurrir en un quebrantamiento tan despreciable como es el secuestro”.

El exnegociador de paz con las Farc y embajador de Colombia ante el Reino Unido, Roy Barreras, pidió a los comandantes del Eln que liberen ya al padre del futbolista y “castiguen al comando que lo secuestró no solo por violar el cese de hostilidades con la práctica atroz del secuestro sino por estúpidos”.

“¿Qué tienen en la cabeza? ¿Cómo creen que les sirve ganarse el odio de todos los colombianos? Lucho es un hijo del pueblo, admirado y querido por todos”, fue el mensaje del embajador, quien ha estado en contacto permanente con el jugador.

Luis Manuel Díaz y su esposa, Cilenis Marulanda, padres del extremo colombiano, fueron secuestrados el sábado pasado en la localidad de Barrancas cuando viajaban en su vehículo, de donde son oriundos.

Horas después la madre del goleador fue dejada en libertad por la presión policial, pero las autoridades llevan cinco días buscando con intensidad por tierra y aire a su padre en La Guajira, limítrofe con Venezuela.

Críticas al proceso de paz

El alcalde electo de Medellín, Federico Gutiérrez, opositor del presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que la llamada “’paz total’ es la entrega total del país a los criminales”.

“Ahora que tienen la atención internacional, promete que lo liberará. Y algunos, incluido el Gobierno, lo mostrarán como un gran acto de paz y reconciliación. En esto vamos”, dijo en redes sociales.

A esas condenas se unió el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, quien aseguró: “Secuestrar a cualquiera es un crimen atroz. Pero secuestrar al papá de Luis Díaz, héroe nacional amado y admirado por todos los colombianos, ejemplo de disciplina y esfuerzo para nuestros jóvenes, evidencia la desconexión del Eln con los colombianos y su nulo interés por hacer política democráticamente”.

Alejandro Gaviria, que fue ministro de Educación de Petro, aseguró por su parte en redes sociales que “el secuestro del padre de Luis Díaz es un desafío a la sociedad colombiana. Sugiere que el Eln se siente empoderado; sus líderes creen que puede hacer cualquier cosa con plena impunidad”.

 

En riesgo el alto al fuego

El Gobierno y el Eln tienen desde el 3 de agosto un cese al fuego bilateral en vigor por 180 días que prohíbe cualquier acción ofensiva entre las dos partes y también todas las acciones prohibidas por el DIH, por el que se considera que la toma de rehenes -como sería este caso pues Díaz es un civil- es un crimen de guerra.

Según los protocolos firmados por las dos partes, cualquier posible violación del cese tiene que ser informado como “incidente” a la Mesa de Verificación y Monitoreo -compuesta por Gobierno, Eln, la Misión de Verificación de la ONU y la Iglesia católica- y esta, después de hacer comprobaciones, informa de ellas a la mesa de diálogos, que puede decidir romper el cese