El exjugador y exentrenador alemán Franz Beckenbauer murió ayer a los 78 años de edad, informó su familia.

El exjugador y exentrenador alemán Franz Beckenbauer murió ayer a los 78 años de edad, informó su familia.

Autor

Luis Villarejo

EFE | LA PATRIA | MADRID

Franz Beckenbauer falleció ayer a los 78 años. Su apellido siempre irá unido a la elegancia. Su estilo, su finura, su espalda recta, su aspecto de pavo real a la hora de sacar el balón desde atrás, le sitúan en el olimpo del fútbol mundial.

Líbero de profesión, él inventó el oficio de elevar el nivel jerárquico del defensa. Su conducción de balón, su forma de levantar la cabeza para abrir el balón a las bandas, fueron conceptos que se han incorporado a los diccionarios y enciclopedias del fútbol. No había que ser un tronco para presumir de demarcación.

Todo aquel central que se precie soñó con ser Beckenbauer. El 'sufijo Bauer' se empleó desde que jugaba el Kaiser para ilustrar y ponderar aquel futbolista con dotes de autoridad, empaque, garbo y distinción. El último Gerard Piqué, loado en el Camp Nou por su gente, al canto de 'Piqué, Piqué, Piquenbauer' o incluso aquel recordado central cántabro del Atlético de Madrid, Juan Carlos Arteche, áspero y duro en el juego, querido en los vestuarios, pero al que si un día cambiaba la furia por un toque de delicadeza, esa tarde los atléticos con una mezcla de ironía y admiración le subían el ánimo mimetizando su apellido a 'Artechenbauer'.

Todos los que llevan el dorsal 3, en el Barça; el 4 o el 5 en el Real Madrid; tipos de fuste como Sergio Ramos o antes Fernando Hierro, todos los profesionales han soñado con que algún día les comparasen con una acción concreta con Franz Beckenbauer.

Campeón de todo. El líbero alemán se infló a levantar títulos en la Bundesliga; y con la selección alemana fue campeón del mundo en el 74 como jugador y como seleccionador en 1990, en Italia. No es fácil ese cetro, que también consiguieron grandes del perfil de Mario Zagallo y más recientemente Didier Deschamps, con Francia.

Beckenbauer dignificó el manual del líbero. Logró mirar a los ojos desde la salida del balón a Johan Cruyff, icono del arte en aquel Mundial de Alemania en 1974 frente a Holanda. Luego incluso se divirtió con Pelé en el Cosmos en aquel primer intento de EEUU por popularizar el soccer. Lo consiguieron.

Comienzan por edad a marcharse de este mundo futbolistas de otra época. Beckenbauer es el penúltimo. El kaiser es una marca registrada. Pocas marcas pueden presumir de usarse como sinónimo de un concepto que representan. Google, Kleenex, Jacuzzi... son algunas que certifican vocablos como buscador, pañuelos o bañeras hidromasaje. En España, la gaseosa es casera y las tiritas una marca de banda adhesiva. En el fútbol, el liderazgo, la clase van asociados siempre al término Beckenbauer. Y más a partir de hoy.

Campeón de todo. El líbero alemán se infló a levantar títulos en la Bundesliga; y con la selección alemana fue campeón del mundo en el 74 como jugador y como seleccionador en 1990, en Italia. No es fácil ese cetro, que también consiguieron grandes del perfil de Mario Zagallo y más recientemente Didier Deschamps, con Francia.

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