Jhoban Stiven Sánchez*
LA PATRIA | BELALCÁZAR
A una cuadra del parque central de Belalcázar (Caldas), el Balcón del paisaje, está la Farmacia Central o como es conocida por sus habitantes, la Farmacia de los Montes.
Tras el mostrador, se esconde una chica joven que con un dulce tono de voz atiende a los clientes que llegan buscando el remedio para sus males y no es para menos, esta farmacia no es como cualquiera, pues su dueña, Silvia Montes prepara tras las estanterías repletas de medicamentos 42 fórmulas exclusivas para todo tipo de enfermedades, desde el asma hasta la culebrilla.
Para encontrar a la señora hay que cruzar un laberinto, conformado por vitrinas y estanterías, y luego por unas diminutas y empinadas escaleras para llegar al aposento de la bisnieta del español Gonzalo Montes de Oca, quien fundó la botica en 1904.
En un pequeño altillo, de 3 por 4 y 1,40 metros de alto, da la impresión de ser Alicia y estar en el país de las maravillas, no solo por las dimensiones de oficina, sino por lo que en ella reposa: cama, escritorio, silla y caja fuerte.
Con una cálida sonrisa, doña Silvia recibe a los visitantes, y es una silla gris clásica es el único lugar que puede ocupar el forastero en este pequeño reino. La conservada abuela tiene en orden los objetos de su museo personal, tesoros que permiten viajar en el tiempo.
De la iglesia solo quedó la foto
Entonces revuelca los documentos que reposan encima del escritorio y encuentra la foto de la iglesia de Belalcázar, la Inmaculada, fundada el 27 de diciembre de 1922, que para desgracia de muchos belalcazaritas, dice la matriarca de los Montes, en 1972 un tal padre de apellido Duque demolió y la empezó a construir como se ve hoy en día.
“Esa iglesia es la bóveda para enterrar el monumento de Cristo Rey cuando se muera”, con esta contundente y pintoresca frase la dama de blanca cabellera expresó su descontento con la forma arquitectónica del nuevo templo. Según ella, la construcción anterior, con su capitel, el reloj, las tres entradas y en general el estilo que tenía, era más imponente y celestial.
Dos versiones hay sobre el motivo de su demolición. Una dice que por ser de madera se consideró peligrosa y otra que es en la que cree ciegamente la sofisticada mujer, al parecer por orden de unos políticos, el concejo y el tal padre Duque la tumbaron afirmando que estaba mala la estructura, pero era mentira, solamente buscaban una nueva obra para “invertir” un presupuesto que no se ajustó al verdadero costo de la obra.
Réplicas
Después de guardar la foto, custodiada por tantos años con recelo, doña Silvia dirigió la mirada hacia la estantería que sostiene una de las mayores pasiones de la guardiana de la cultura e historia del municipio de Belalcázar. Cada uno de los tesoros, apoyados sobre un estante tiene su relevancia histórica o cultural.
Depronto coge una vasija prehispánica, el color rojizo de la arcilla se combina con el polvo que cubre estas artesanales creaciones, moldeadas tal vez por los Catarmas o los Ansermas.
Un murciélago adorna una jarra, un mono sin cola otra vasija de forma más redonda, una serpiente y una lagartija se enrollan en otro de los valiosos artículos, también se destaca un búho y una tortuga que no buscan ser réplicas de la realidad, son más bien caricaturas de estos animales en las que se les aumenta el tamaño de los ojos, la boca, las orejas o cualquier extremidad y sobre ellas reposa una fina capa de polvo que su dueña prefiere no limpiar para evitar desgastar los preciados artilugios.
El último recipiente de la colección, al parecer fue usado para cocinar, está visiblemente quemado y su fondo está tan deteriorado que tiene fisuras. Aún así, aparece una rana desgastada entre negro y marrón.
Mientras exhibe sus preciadas posesiones doña Silvia narra cómo llegaron a sus manos y se muestra extasiada por el increíble tesoro, una recurrente sonrisa invade su rostro para acompañar su pacífica mirada.
Una guaca
La Estrella es la fuente de donde emanaron estas riquezas y el lugar donde aguardan muchas más. Hace algunos años en la hacienda, de 30 cuadras, un derrumbe provocado por una fuerte lluvia dejó al descubierto la guaca. El oro aparentemente fue extraído por algún afortunado que llegó antes. Tiempo después su esposo, Augusto Restrepo, arquitecto y abogado de profesión decidió mandar a construir unas pesebreras, llevándose la grata sorpresa de encontrar un túnel que dirige a tres pequeños cuartos donde se hallaron más objetos y herramientas prehispánicas, esta vez acompañadas de oro.
El viaje nos traslada ahora a Alemania y al año 1904. Gonzalo Montes de Oca viajó desde este país para instalarse en el asentamiento que era Belalcázar en ese tiempo y con el fin de traer su medicina naturista construyó una cabaña en medio del caserío. Así fundó la botica ofreciéndole bienestar con sus fórmulas mágicas a los habitantes y arrieros que pasaban por allí, recetas que han pasado de generación en generación y aún son preparadas por su bisnieta cuando un cliente lo requiere.
De la aventura del antecesor hay muchas evidencias, envases y frascos de diferentes formas, colores y tamaños que reposan sobre la estantería, la mayoría, vacíos, otros guardan como detenidas en el tiempo enigmáticas sustancias.
Envases
La alquimista y coleccionista por herencia tiene envases medicinales de vidrio que dejan ver por debajo el nombre de su contenido y la fecha de su fabricación. Algunos datan de 1818, 1846 o 1910. Otros debieron contener un elixir de vida, porque las etiquetas están laminadas en oro y son de un vidrio muy grueso, ni hablar de las tapas que tienen formas poco convencionales.
Estos frascos recorrieron una gran travesía para llegar a donde están hoy, de Europa a Buenaventura arribaron por mar y después, dentro de cajas atadas al lomo de una mula, recorrieron estrechos caminos hasta llegar a su destino final.
Después de afirmar entre risas que ya se le cayeron los dientes, la menuda señora llama a su tímida colaboradora para que le suba su monedero plástico. Al abrirlo extrae una bolsa transparente que contiene unas 30 monedas extranjeras, hechas en la misma época de los envases traídos por sus antepasados, una a una las saca, mira detalladamente, las describe y vuelve a guardarlas. En otro tarro, sobre la repisa, hay unas 50 monedas de pesos y centavos colombianos.
Recuerdos del Bogotazo
La ferviente Liberal, casada desde hace 45 años con un conservador, extiende un brazo para agarrar un pequeño libro protagonizado por su máximo ídolo, Jorge Eliécer Gaitán, el hombre que según ella, hubiese cambiado el país de no haber sido asesinado ese 9 de abril de 1948.
Al pasar las páginas de la pequeña y vieja libreta obsequiada por su padre, se observa al “redentor” sonriendo, entonces doña Silvia se pone unos lentes de sol y apenas puede contener su emoción cuando destapa un tarro de vidrio que contiene unos tornillos de vidrio que, dice, sostenían el aviso luminoso destruido por los godos cuando llegó la violencia a Belalcázar tras el Bogotazo. Mientras los conservadores destruían todo a su paso como un enjambre de avispas furiosas, la familia Montes, liberal de tradición, se escondía en un bodega contigua a la botica.
Al final
Culminando la visita a una pequeña muestra del museo de la familia Montes, asediado por curadores de arte, profesores de universidades, guaqueros y medios de comunicación que buscan documentar uno de los tesoros de Belalcázar, doña Silvia expresa su deseo de abrir un museo para el público con los artículos que tiene en su oficina y los que guarda en La Estrella. Una máquina de escribir, una caja registradora de 1918, que pertenecían a su bisabuelo y otra parte de la guaca están esperando aportar a la reconstrucción de la historia del municipio.
Al descender por las escaleras se siente como si se bajara de un vuelo por la historia, frente a estas está el laboratorio en donde hace 111 años se fabrican los medicamentos que le han curado los males a los belalcazareños.
Desde el mostrador se ve a través de una pequeña ventana a la experimentada y culta mujer despidiéndose y a la espera de que un nuevo visitante se interese en visitarla para guiarlo por este fascinante viaje.
*Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Pereira.
En cenizas
El incendio se originó a las 7:15 de la mañana el pasado 24 de marzo. Guillermo León Gómez, secretario de Salud de Belalcázar, expresó que la emergencia ocurrió, al parecer, porque dos cables de energía cayeron el día anterior de un local de billares, a causa del vendaval, y se provocó un cortocircuito. La conflagración consumió dos casas y seis locales, entre ellos la Farmacia Montes.
Fotos | Jhoban Stiven Sánchez | LA PATRIA
Doña Silvia exhibe un recipiente prehispánico, de los tantos que había en la Farmacia Montes.
Entre sus recuerdos la propietaria de la Farmacia Montes guarda una foto de la antigua iglesia de La Inmaculada.
Las monedas colombianas.
Foto | Archivo | LA PATRIA
Foto tomada por Martha Elena Monroy en septiembre del 2004. La historia de pomadas, píldoras y jarabes inició hace 100 años para la Farmacia Central, en Belalcázar. El negocio, que es manejado por la misma familia desde hace un siglo, es considerado como testimonio de las boticas de principios del Siglo XX, en Caldas. Silvia Montes es la encargada de mantener la centenaria tradición. (Sic)
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