Compraron el Once Caldas señores, lo compró una multinacional que comercializa tractomulas, sí, esos camiones grandotes que nos es imposible pasar en Letras, esos que por ‘apellido’ llevan un término montañoso [ como nuestro entorno, como Fátima o ‘La 25’, como Pácora o Filadelfia, no les parece curioso? ], esos que van a pagar la deuda a la Dian ¿Jairo Quintero, dónde estás que no te veo?; esos que, también, van a darle salida a los directivos que hace un año se hicieron con la mayoría de las acciones y que, probablemente, hace muchas quincenas no le pagan a sus jugadores pero que, en adición, parece, van a recibir alguna plusvalía por su participación. Esas cosas pasan, qué le vamos a hacer.
Ahora, ¿a qué viene este texto? Pues a varias cosas: (1) El Once Caldas, (2) El fútbol, como casi todo, es un negocio; (3) La propiedad institucional, ¿podemos darnos el lujo de pensar que el Once Caldas es nuestro?
1. EL ONCE CALDAS.
He descubierto con el tiempo que hablar del Once Caldas, para mí, es como hablar de una novia, de una esposa, de un amor, tal vez por tal razón ultimamente ya no suceda con tanta frecuencia. Cuando hablo del equipo lo hago sin esperar reciprocidad; es más, me molesta que me contesten, bueno, al menos que sea alguien con el que valga la pena entablar una conversación. A no ser que esté en el estadio prefiero ver los partidos de la manera más íntima posible: no me gusta que me comenten jugadas, no me gusta escuchar los gritos de otros, los improperios o las felicidades: lo mío con el Once es íntimo, privado, romántico. Bien documentado está mi cariño por el equipo, en este link pueden ver, quizá cómicamente, cómo le escribí una ‘novena de aguinaldos’ en momentos previos a uno de sus últimos títulos, por ejemplo.
Pero este no es un texto en el que quiera hablar desde la pasión, para eso tengo otros lugares, amigos y contrapartes. Lo que con esta introducción quiero decir es que uno no habla —alega, piensa, actúa, ¡vive!— de cosas que no le interesen: todos, todo, tiene una motivación, una razón; empero, no porque le interesen demasiado (me interesen demasiado) quien hable de algo debería alejarse de aquellos hechos que determinen la situación. Hay cosas que son somo son, no como deberían ser; nuestro entorno (y su contexto) nos define.
2. EL FÚTBOL ES UN NEGOCIO.
Algunas personas pueden temer por el porvenir del équipo, otras pueden estar felices, yo estoy relativamente tranquilo. Varias razones me tranquilizan: (1) ¡Que le van a pagar a los jugadores hombre! ¡Que van a pagar las deudas! eso en sí mismo es un triunfo, al menos económicamente, más grande que una estrella del rentado nacional; al menos sé que el equipo que me gusta no va a desaparecer en un tiempo cercano. (2) Kenworth de la Montaña parece ser una empresa seria, es número uno en el mercado de tractomulas en el país y en el mundo es apenas segunda detrás de Mercedes Benz, eso implica no sólo que maneja su negocio como negocio y que tiene visión de futuro y metas claras sino que, además, es relativamente exitosa. Pero no siento como si hubiera ganado nuevamente la Libertadores ¿quién me asegura que estos señores van a invertir bien su dinero, van a traer buenos jugadores y técnicos y que, por lo tanto, me van a seguir dando ganas de comprar gorras del Once y boletas para sus partidos? Seamos claros: como todo en nuestra sociedad capitalista, los objetivos están marcados por ganancias y pérdidas, lo mismo que la viabilidad de los negocios; por eso, será responsabilidad de la habilidad de los representantes de Kenworth para aprender el negocio del fútbol tan rápido como sea posible el que el Once Caldas sea, o no, un equipo exitoso. No todo es dinero.
Veamos ejemplos de equipos que han cambiado de dueño, que son propiedad de empresas y no de equipos que son clubes.
Empecemos, por ser más comúnmente conocidos y más fáciles de recordar, por los equipos europeos. En Inglaterra tenemos, por contar los más notorios, pues es de las ligas fuertes en la que más se ha popularizado la compra–venta de equipos, a los siguientes: Chelsea: tal vez el más nombrado en la última década. Comprado por Roman Abramovich en 2003, multimillonario ruso, pasó de no ganar la Barclays Premier League en más de cinco décadas a ganarle dos campeonatos seguidos al Manchester United, y, años después, hacerse con su gran sueño: ser campeón de la UEFA Champions League. Para tal efecto ha invertido 814 millones de euros en 9 temporadas en jugadores como: Verón, Geremi, Drogba, Torres, Shevchenko, Crespo, Cole, Essien, Malouda, Mikel, Ramírez, Mata, Anelka, entre otros [*]. Manchester United: El equipo más rico y estable del mundo, tiene el mismo técnico hace más de 20 años, fue comprado por la familia Glazer [estadounidenses expertos en negocios deportivos, dueños también del equipo de fútbol americano Tampa Bay Bucaneers] en 2005. Desde su compra no hubo mucho cambio, se ha mantenido en el tope de las competiciones que juega, volvió a ganar la Champions League y vendió a Cristiano Ronaldo al Real Madrid por 96 millones de euros. Manchester City: El segundo equipo más grande de Manchester, antes uno más de la premier, fue comprado en 2008 por el Jeque árabe Sulaiman Al-Fahim y tras 469 millones de euros invertidos en traspasos la temporada pasada logró coronarse campeón de liga con adquisiciones de jugadores como Tevez, Agüero, Adebayor, Touré, Silva, Dzeko, Kolarov, entre otros; este año no ha empezado del todo bien [**]. Liverpool: después de ganar la Champions League por quinta vez en 2005 la participación mayoritaria el equipo ha sido vendida en dos ocasiones y a personas diferentes; desde dicha fecha ha ganado tres campeonatos menores, ninguna liga y ha sido constantemente eliminado de la copa de Europa. Uno de sus dueños minoritarios es el basquetbolista Lebron James, ¡curioso!. Fulham: Propiedad de Al Fayed, padre de Dodi Al Fayed, novio de la princesa Diana de Gales, muertos en ese extraño accidente en Paris, no ha logrado ningún campeonato de importancia en toda su historia. En 2009 jugó y perdió la final de la Europa Leage con el Atlético de Madrid.
En Francia el más notorio es el recientemente adquirido Patis Saint Germain: Comprado por el heredero al trono de Qatar, Tamim Bin Hamad Al Thani en 2011 [Primo del dueño de otro equipo europeo, el Málaga español], ha iniciado una fuerte inversión monetaria en fichajes con la idea de hacerse con un hueco entre los mejores equipos del mundo. Ya le arrebató al AC Milan dos de sus mejores jugadores: Slatan Ibrahimovic (¡el de la foto con piqué, ese! El jugador que más dinero ha generado por motivo de traspasos en la historia del fútbol: Ajax–Juventus–Inter–Barca–Milan–PSG) y Thiago Silva, además compró al prometedor argentino Javier Pastore y le acompañó con Ezequiel Lavezzi, entre otros muchos. Se clasificó de nuevo a la liga de campeones para este año.
En italia el caso más prominente y particular es el del AC Milan. El equipo, adquirido por Silvio Berlusconi [fundador y propietario de Mediaset, gigante europeo de telecomunicaciones] en 1986, protagonizó entre los 80’s y 90’s una de las transformaciones más importantes del fútbol de los últimos tiempos, quizá solo comparable con los Galácticos del Real Madrid [en triunfos e impacto mediático] y con el Barcelona de Pep Guardiola [en imposición de un estilo de juego memorable, distinto sí, pero memorable], de la mano de técnicos como Arrigo Sacchi y Fabio Capello. La inversión de Berlusconi ha permitido la llegada al equipo de estrellas como Capello, Donadoni, Baggio, Baresi, Maldini, Boban, Costacurta, Shevchenko, Savicevic, Seedorf, Inzagui, Gullit, Van Basten, Rijkaard, Weah, Ronaldo, Ibrahimovic, Rivaldo, Ronaldinho, Cafú, Kaká, Bierhoff, entre otros. Durante el mandato de Berlusconi el Milan ganó 5 de sus 7 Copas de Europa, 2 Intercontinentales (una a Atlético Nacional), 1 Mundial de Clubes, 5 supercopas europeas, 8 ligas italianas, 1 copa nacional italiana, 6 supercopas italianas y otra cantidad de trofeos honoríficos e individuales para sus jugadores. El AC Milan se convirtió en una de los equipos más importantes del mundo, el equipo preferido de los italianos y es, con Boca Juniors, el equipo con más trofeos internacionales en su haber. Es importante anotar que, además, le sirvió a Berlusconi para adquirir tanta notoriedad en su país que logró ser Presidente del Concejo de Ministros de Italia, el cargo político más importante del país; sobre sus escándalos baste con mencionarlos. De los equipos Italianos también podríamos hablar del Juventus, propiedad de Fiat [estuvo un año en la Serie B, nuestra primera B, por culpa del escándalo de amaño de partidos], y del Parma, otrora propiedad de la multinacional de lácteos Parmalat —también dueños del Palmeiras de Brasil— que sufrió en carne propia la crisis de la empresa.
En España el proceso de compra y venta de equipos no es tan común: obviamente hay socios mayoritarios pero muy pocos causan el revuelo propio de los ricos aficionados del mundo [los jeques y los ‘Abramoviches’] o de empresas, como es el caso del Once Caldas. El Real Madrid y el Barcelona son ejemplos fuera de nuestra búsqueda pues son clubes con masas sociales que traspasan las fronteras españolas, elecciones con tinte casi democrático y puestos de junta directiva y presidencia que no son pagos [sobre la importancia que esto puede tener para la carrera de alguno de sus presidentes, si quieren, baste con averiguar en qué porcentaje aumentó la fortuna personal de Florentino Pérez durante su primer mandato en el Real Madrid o cómo fue ascendiendo la carrera política en Cataluña de Joan Laporta, anterior presidente del Barcelona). El caso más sonoro del último tiempo es el de el Málaga: comprado en junio de 2010 por Abdulla ben Nasser Al Thani, primo del dueño del PSG francés, se convirtió en uno de los equipos de moda del fútbol español y logró clasificarse para la Champions League de este año tras una gran inversión: adquirió los derechos federativos, durante 2010 y 2011, de Cazorla, Joaquín, Baptista, Isco, Rondón, Van Nistelrooy, Toululan, Welington, Kameni, Dimichelis, Portillo, Buonanotte y del técnico Manuel Pellegrini. Una vez conseguido dicho objetivo el dueño y presidente desapareció, dejó de invertir en el equipo, se atrasaron los pagos y la UEFA le embargó las cuentas. Fernando Hierro, director deportivo, se retiró de su cargo y varios de sus flamantes fichajes pasados fueron vendidos [***], entre ellos, Cazorla se fue a Inglaterra, Rondón a Rusia [en Rusia hay otros ejemplos pero este texto ya está como largo] y Van Nistelrooy se retiró del Fútbol. El equipo no hizo una sola compra de jugadores teniendo que recurrir a profesionales sin contrato y préstamos de otros clubes para completar su nómina y a juveniles para iniciar la liga. Hoy, pasados los inconvenientes, sin sus cuentas desbloqueadas y con un presidente que va y viene, es tercero en la clasificación de la liga española y una de las sensaciones de la Champions League en su primera participación.
¿Y en Latino América? Bueno, el caso más notorio es México. En el país de los totopos son muchos los equipos que son propiedad de Televisa y muchos los que son propiedad de TV Azteca, siendo otros clubes propiedad de personas naturales, como es el caso del moroso Tijuana, comprador no hace mucho de los derechos federativos del Dayro Moreno. ¿Y en Colombia? En nuestro país son dos los équipos que vale la pena mencionar: Seguros la Equidad y Atlético Nacional. Podríamos hablar de Chicó pero el señor Pimentel no es tan notorio ¡ni tan rico! como un jeque Arabe ni es una empresa que estando dedicada a otro asunto haya decidido entrar en el negocio del fútbol, así que, pues, dejemoslo así. Equidad es un equipo que fue creado por una empresa, no fue un equipo que fue adquirido por una empresa. La empresa lo construyó de cero, lo llevó a la B y la ganó, lo llevó a la A y en ella lo ha mantenido. Ha participado en varias finales y semifinales del campeonato colombiano, fue campeón de la Copa Colombia, ha exportado e importado jugadores y ha construido, más que todo, una idea de equipo organizado y estable que siempre le gana al Once Caldas ( no imaginan ustedes como detesto a este equipo, es mi nuevo Deportivo Pereira, no se imaginan cómo lo respeto ). Atlético Nacional: Desde que la corporación Ardila Lulle es dueña del equipo han intentado en numerosas ocasiones repetir su título de Copa Libertadores sin éxito alguno. Sin embargo, es de anotar que sí han ganado más estrellas del torneo nacional, del que también son patrocinadores (también de la copa nacional con equipos de la B, se llaman Liga Postobón y Torneo Postobón) y del que, también, sí, tienen los derechos de transmisión en televisión vía televisión abierta y del que también transmiten casi todos los partidos vía radio.
Con todo este panorama ¿al Once Caldas le va a ir bien o mal con Kenworth, a Kenworth le va a ir bien o mal con el Once Caldas? Ni idea. Por ahora pasemos a preguntarnos en qué medida es el Once Caldas de nuestra propiedad ¿somos dueños de algo?
3. LA PROPIEDAD INSTITUCIONAL.
¿Podemos darnos el lujo de pensar que el Once Caldas es nuestro? Ni de fundas, por un lado, claro que sí, por el otro. ¿En el sentido de la propiedad privada qué es nuestro? Nuestro es el cariño que le tenemos, si mucho. Nuestro es Caldas, también, pero ese es otro cuento. Entre otras cosas ¿si Caldas es nuestro y la Licorera es de Caldas, por ejemplo, entonces la Licorera es nuestra, cierto? Y si es así ¿no deberíamos estar en capacidad de hacerles auditoria una vez al año, digo, como mínimo? No me hagan caso, se me soltó la cadena.
Volviendo al tema. Los únicos que pueden ejercer propiedad sobre el equipo son aquellos que tienen papeles firmados con su nombre y validados por las instituciones que controlan tal actividad: el equipo es de quien compra acciones en el caso de ser una sociedad anónima, o de quien es socio, en el caso de los clubes, no de sus hinchas. ¿De qué somos dueños los hinchas? De nada y de todo. Los hinchas que no sean socios o tengan acciones no tienen ninguna propiedad sobre el equipo, como no somos dueños ni de Coca-Cola ni de RCN, ni de La Patria ni de Tinto, ni de San Alejo ni de Pasteles Ququi (¿cuqui? ¿Kuky? Se me olvidó), ni de Never One ni de Pizza Factory, ni de Gatoblanco ni de la Universidad de Manizales, aunque lleven el nombre de nuestra ciudad, los vendan en nuestra ciudad, sean conformados por personas de nuestra ciudad o sepan a nuestra ciudad. No somos dueños —en el sentido legal— de ninguna insticución (una empresa es una institución, también) de la que seamos seguidores, o mejor: consumidores.
Ahora, de lo que sí somos dueños es de nuestra decisión de compra, somos dueños de nuestras motivaciones y razones para, por ejemplo: adquirir boletas para los partidos, camisetas y pocillos, chaquetas y banderas; como perros y discos, como semestres y pasteles. Por eso, digamos, podemos decir que en cierta medida somos dueños del equipo, pero no unos dueños tangibles en relación al comercio, somos, apenas, si acaso, dueños de una idea. El Once Caldas es nuestro en parte porque nuestro dinero, nuestro seguimiento, pero sobre todo por que nuestra inclinación por ir a verlo, por pensarlo, han hecho posible que sea lo que es hoy: lo bueno y lo malo que es.
A ver, una institución no es solo una empresa, no es solo una compañía ni es solo una organización gubernamental: una institución puede ser también, como dice John Searle: una idea, una que implica comportamientos, condiciones para que sea lo que es y entendimiento de que no es otra cosa. El fútbol como juego (no la Fifa, no la Conmebol, no la Liga Postobón) es una institución, es una idea que incluye cómo organizarlo, cómo jugarlo, entenderlo, disfrutarlo. Pasa lo mismo con el dinero o con el matrimonio ¿existe la idea del dinero más allá del papel o el metal que usamos para hacerlo realidad? El dinero no es el billete ni la moneda ni la terjeta, esos son meros instrumentos; el dinero es en sí mismo la representación de la idea del comercio, del intercambio de unas cosas por otras con una suerte de equivalencia que permite (no siempre, pero no hablemos de eso) dar orden a nuestra vida diaria. El Once Caldas, entonces, también es una institución tanto en términos de idea como en términos legales. Somos más o menos dueños de la idea, no somos para nada dueños legales.
Pero ¿qué pasa con esa idea? Pasa que si no se alimenta, como todo, muere. Una idea [ los símbolos, los conceptos, nuestro pensamiento y conocimiento ], se nutre de su constante uso, de su permanente interpretación y duplicación, de que se le piense y se actúe en relación a ella. Ya me había referido a algo como esto cuando en este mismo espacio escribí sobre los toros [ aquí el link ] diciendo que su final no sería dictado por un decreto gubernamental sino, por el contrario, por la falta de deseo por ir a verlos, es decir: porque la idea no fue alimentada lo suficiente o porque otra idea, una contraria a la anterior, se alimentó con más ahínco.
De nuevo, eso es lo que hay. El Once Caldas como idea va a ver su final cuando no tenga quien piense en él, quien hable de él, quién quiera verle o comprarle. Otro cuento es la idea de que el Once Caldas como empresa pueda mejorar o empeorar con nueva administración ¿le irá bien, le irá mal? Ni idea, qué se yo, ese negocio del fútbol es más complicado que entender un discurso de Iván Marquez; con tal de que Duván ‘Pambelé’ Vazquez se vaya quedo contento (No me olvido de que puñeteaste a Micolta, Duván, no me olvido: la mejor disculpa hubiera sido tu renuncia ¿acaso no te da pena hombre?) yo, por mi parte, seguiré pensando en el Once Caldas, hablando de él en privado y quizá escribiendo de él en público, no es mi intención dejar que la idea de la que me siento dueño se pierda. Eso sí, véndanme un producto apetitoso que la comida entra por los ojos pues.
Richitelli.
* http://www.teinteresa.es/deportes/Abramovich-invertido-millones-euros-temporadas_0_703730503.html
** http://isildeportivo.blogspot.com/2012/05/la-millonaria-inversion-que-transformo.html
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015