La Corporación Aeropuerto Palestina se constituyó en el año 1985, con la participación de las alcaldías de Manizales y Palestina y la Cámara de Comercio de Manizales.  El objetivo de esta corporación era realizar los estudios requeridos para determinar la viabilidad de la propuesta del ingeniero Gustavo Robledo Isaza de construir una pista aérea en la cuchilla del municipio de Palestina.

Desde esa época se está luchando para lograr la construcción de un  aeropuerto cerca de Manizales,  donde  puedan operar aviones de mayor capacidad que los que aterrizan en La Nubia y  con operación nocturna.  Se considera que un aeropuerto de buenas especificaciones es un generador de progreso y desarrollo para la región en cual está construido y para las  ciudades aledañas.

Para la construcción de la pista se han tenido dos intentos, que desafortunadamente no llegaron a feliz término. En el primero los contratistas terminaron en manos de la Fiscalía y todavía no se tiene un fallo definitivo. En el  segundo, el más reciente, el contratista “OHLA”  incumplió los términos establecidos en el contrato, por lo que  se dio por terminado  y los reclamos andan en Tribunales  de Arbitramento. OHLA reclama $40.000 millones, pero están atendiendo una contrademanda por  $126.000 millones. Se espera que los  fallos se den en el  mes de junio.  Hay que aclarar que los dos intentos de construcción del proyecto se hicieron gracias a la voluntad y compromisos de los expresidentes Uribe y Duque.

Son tres fases las que se tienen contempladas para la construcción del aeropuerto.  La primera, una pista de 1.460 metros, que prácticamente servirá para reemplazar a La Nubia, pero con operación nocturna, tiene un costo $1.2 billones. La segunda, una pista de 2.600 metros que tiene un costo de $2.2  billones,  servirá para el funcionamiento de aviones de mayor tamaño y con posibilidad de vuelos internacionales. La tercera, una pista de 3.600 metros en la que podrían operar vuelos interoceánicos, que tal como están las cosas, va a tardar varios años su construcción.  

El gobernador está muy esperanzado en que el presidente le cumpla con su compromiso de  apoyar el proyecto, lo que aparentemente se está dando  con la reciente visita que  hizo personal del Ejército Nacional, a quienes el mandatario les solicitó que se encargaran del movimiento de tierras.  Actualmente se está en el proceso de la discusión del alcance de los trabajos y la elaboración de los términos de referencia del contrato interadministrativo que se firmaría.   No deja de ser  “exótico” que el Ejército se dedique a estas actividades que fueron ordenadas por el comandante en jefe.

El proyecto dispone de una cifra aproximada a los $460.000 millones. El nuevo gerente del proyecto tendrá que recuperar  la confianza de la comunidad y la credibilidad en el proyecto, por  lo que requiere “victorias tempranas”, que se pueden ir dando con la firma  del convenio interadministrativo. Aclarando que el Ejército solo se encargaría de la excavación.  No haría el pavimento.  

Dentro de las conversaciones con la ANI se acordó que mientras se surte el trámite del acuerdo con el Ejército se  deberá tener listo el inversionista que, mediante un acuerdo público-privado, se encargue de la construcción de la fase dos. Hay inversionistas  que dicen estar interesados.

Igualmente, es urgente que el gerente atienda los requerimientos que le está haciendo el Ministerio del Transporte, que son solucionar las dificultades presentadas con algunos propietarios de los sitios donde se pretende depositar la tierra excavada y definir con la Aeronáutica Civil el sitio donde va a estar ubicada la torre de control. Todo indica que se cuenta con las licencias ambientales que se necesitan y se han atendido las demás solicitudes del Ministerio.

La esperanza -que es lo último que se pierde- es que con todas estas actividades, que no son pocas ni fáciles las que tiene por delante el doctor Fernando Merchán, gerente del proyecto, los habitantes del Centro sur del  departamento volvamos  a ver  las volquetas moviendo tierra y las maquinarias amarillas y los obreros trabajando en la construcción del proyecto del Aeropuerto del Café.