Disfruté hasta el último capítulo de esta serie animada, por su notable mofa de la realidad de esos jóvenes vanidosos. Por ahí anda más de un Johnny que aparte de presumir de una vana belleza, no pasa de ser una figura bonachona, que por más que se esfuerce no la pasa bien con las chicas.
El último Johnny Bravo del que tengo referencia cumplió 25 años. Según sus conocidos es trabajador, responsable y atractivo para el sexo opuesto. En fin, es el hombre por el que babea más de una jovencita en el sector de La Cabaña de Manizales. Pero dicen también que se mete con las mujeres menos indicadas.
A ese Johnny lo vi en dos ocasiones en salas de audiencias durante diligencias judiciales, señalado por la Fiscalía dizque de abusar de dos mujeres. El perfil de Johnny sin duda es el de alguien inteligente, de hecho es avezado en investigaciones judiciales, gracias a sus tres o cuatro años como miembro de la Seccional de Investigación Judicial. Aunque, insisto, de malas con las mujeres.
Luego de la segunda audiencia y tras escuchar las acusaciones que se le hicieron, me sentí ante un capítulo más de aquella serie de dibujos animados, que salió del aire luego de 65 emisiones en el año 2004. Solo faltaba que entre los asistentes y los intervinientes pusieran una pantalla con un logotipo de Cartoon Network o Boomerang.
Era una escena con ocho figuras, incluyendo la de Johnny, de las cuales cuatro trataban de valorar fotografías y videos. La defensa intentaba probar que el día de las supuestas violaciones (digo supuestas porque no hay una prueba científica de que hayan sucedido) este hombre estaba trabajando o en otros quehaceres.
Pero la discusión sobre la prueba jamás despegó. Cuanto más hablaban más enredaban. Cuanto más preguntaban menos entendían. Y como en tierra de ciegos el tuerto es un rey, apareció el argumento de un experto, formado en el extranjero, haciendo una demostración que hasta un niño podía haberle enseñado gratis y sin salir del país.
Aquello dejó de ser una audiencia, porque ya la habían transformado en un juicio digno de transmitir como una comedia, una serie animada o Chespirito. Todo porque ninguno entendió los argumentos tecnológicos. Entonces más por la incapacidad de resolver las dudas tecnológicas, determinaron que la prueba era insuficiente y por lo tanto Johnny debe seguir con su infortunio por las mujeres.
En este caso, le toca seguir en la cárcel. Su libertad depende de que los demás entiendan mejor la prueba que tienen al frente. Y es lamentable que la libertad de una persona dependa de autoridades con una baja comprensión en asuntos tecnológicos.
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