“… no hay momento más creativo que el caos, lastimosamente no hemos sido formados para verlo así, la buena noticia es que podemos aprender. Estamos tratando de solucionar los problemas actuales, que son excepcionalmente complejos, con la misma lógica con la que los hemos creado…”
Lina María Ramírez L.
La elección de la nueva Presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Manizales (CCM) trajo consecuencias inesperadas en la Universidad de Caldas (UC). Varios sectores universitarios consideran reprochable la postulación no informada oportunamente del actual rector.
Aquí se presenta un hecho digno de ser tomado como ejemplo (o advertencia) en muchas entidades públicas y en empresas del sector privado: la necesidad de establecer adecuadas reglas de Gobierno Corporativo (GC) que eviten o reduzcan la ocurrencia de hechos similares. Es decir, para plantearlo de la manera más elemental, definir las reglas que han de orientar las relaciones internas y externas de la organización y el comportamiento de sus directivos.
Infortunadamente con el Gobierno Corporativo suele suceder lo mismo que con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en su más amplio sentido: las empresas y organizaciones creen ser socialmente responsables porque así lo decidió la asamblea general o la junta directiva en una lejana sesión que ya pocos directivos recuerdan. En ambos casos es neceario crear mecanismos permanentes de seguimiento y definir ajustes periódicos. La autocrítica constante es el principal ingrediente.
Cuando se desarrollan consultorías y asesorías a las empresas en materia de GC y RSE se hacen preguntas como: si el caso estaba previsto o era previsible. Si la conducta que se critica genera o puede generar un daño irreparable a la organización. Y, tal vez más importante aún, si el eventual daño sólo puede resolverse con la renuncia del funcionario cuestionado.
Antes de aventurar una interpretación al presente caso y arriesgar algunas respuestas, es importante tener en cuenta que en el tema analizado se presentan varios hechos que lo hacen más complejo. De una parte el rector no informa a su jefe inmediato (Consejo Superior de la UC) y, de otro lado, uno de los miembros del Consejo Superior es, a la vez, miembro de la Junta Directiva de la CCM encargada de hacer el nombramiento.
Surgen, entonces, unas preguntas adicionales. ¿Está obligado el rector a informar a su superior acerca de la postulación? ¿Está obligado el miembro de la junta directiva de la CCM, que a la vez es miembro del Consejo Superior de la UC, a informar a sus compañeros de Consejo Superior? ¿Está obligado a comunicarle a sus compañeros de Junta Directiva de la CCM que el candidato no le ha comunicado oficialmente a la Universidad sobre su postulación? O, simplemente, ¿todos tienen derecho a guardar reserva sobre la información que poseen?
Intentemos algunas respuestas. De acuerdo con la información existente (http:/ /www.lapatria.com/manizales/piden-la-renuncia-del-rector-de-la-universidad-de-caldas-15267) parece estar claro que, aunque el rector presenta ante el Consejo Superior sus explicaciones, no existen reglas que lo obligaran a informarle sobre sus aspiraciones.
Tampoco parece que existieran reglas que pudieran exigir un comportamiento similar del doblemente miembro del Consejo Superior de la UC y de la Junta Directiva de la CCM.
Si esto es así, quedaría respondida la primera pregunta. No estaba previsto y, aunque ahora pareciera previsible, no lo fue.
La siguiente respuesta, acerca de si dicha conducta genera un daño irreparable para la Universidad, paraciera menos obvia. No es fácil medir objetivamente el impacto real.
Siguiente respuesta. Si el eventual daño no puede ser medido, difícilmente la renuncia del rector puede ser exigida como única solución. Sin embargo quedan retos pendientes para todos, rector y Consejo Superior, de lograr la gobernabilidad suficiente y encontrar salidas institucionales que eviten desgastes similares en el futuro.
Igualmente la nueva Junta Directiva de la CCM podrá tomar este caso como una lección aprendida para volver previsible un hecho que, a partir de este suceso, no podrá ser ignorado o menospreciado en el futuro.
Es más, este puede ser un buen momento para que todas las empresas y organizaciones adopten las medidas necesarias sobre transparencia en el nombramiento de sus directivos. Y para que la CCM y otros gremios empresariales promuevan la adopción de nuevas o mejores prácticas de Gobierno Corporativo y fortalezcan su reputación, covirtiendo la crisis en oportunidad.
Un reto más en materia de competitividad para la nueva Presidenta Ejecutiva que ha propuesto convertir la CCM en un tanque de pensamiento. Ojalá el modelo adoptado vaya más allá del que promueve Confecámaras.
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