Q'HUBO | LA PATRIA | MANIZALES
La multitud que asistió al sepelio del patrullero Jairo Antonio Díaz Vergara no cupo en el templo del corregimiento de Arauca, en Palestina. Cerca de 200 personas se tuvieron que acomodar en el atrio, la calle y los andenes del frente de la parroquia.
Al interior, familiares, amigos, conocidos y altos mandos policiales oraban por el alma del uniformado. Su féretro lo cubría una bandera de Colombia y un retrato, sobre los cuales su hermana Deisy Díaz y su colega el patrullero Harold Moreno lloraron y pusieron un par de rosas blancas. El sacerdote recordó que Díaz Vergara había estado hace 15 días en misa en ese mismo templo.
Madre e hijo en el cielo
Otro feligrés se secaba constantemente los ojos con un pañuelo blanco. Hubo un momento en la misa en que respiró hondo y le dijo a una señora que tenía al lado: "hoy 'Morocho' se reencontrará en el cielo con su madre".
Le explicó que la mamá de 'Morocho', como conocían al policía en el corregimiento, había muerto de cáncer cuando Díaz era un pequeño de 5 años. "A él lo criaron una abuela y una tía", agregó.
Antes de finalizar la eucaristía, el padre permitió que el director de la Policía Nacional, general José Roberto León Riaño, diera algunas palabras, antes de que trasladaran el cuerpo al cementerio.
El oficial empezó su discurso agradeciéndole a Jairo Díaz (padre), por haberle dado al país y a la Policía un hombre "tan fiel a sus principios y a sus ideales y por ser tan entregado con la función de luchar por su patria". León Riaño también reconoció que la pérdida era muy grande para su institución y pidió que se esclarezca lo antes posible el caso.
También ofreció un discurso el patrullero Harold Moreno. Leyó unas palabras que escribió cuando venía en el avión desde Bogotá hacia Pereira, el mismo en el que viajaron los restos de su compañero. "Jairo, siempre serás un gran amigo de esos de los que es difícil de encontrar. Amistades hay muchas, pero como las suyas muy pocas", expresó el uniformado. No pudo terminar su intervención porque en ese momento llegó a la parroquia el presidente, Juan Manuel Santos, a quien la multitud recibió con un fuerte aplauso y le agradeció el gesto de sacar unos minutos para darle las condolencias al papá y a las hermanas del patrullero.
Promesas
Santos habló con los dolientes y después expresó que el patrullero Díaz había muerto cumpliendo su deber y que él no había hecho nada diferente a cuidar la seguridad y la tranquilidad de los colombianos.
"No es usual que los padres enterremos a los hijos. Lo normal es que los hijos enterremos a los padres. Estamos haciendo todo lo posible para que se cumpla lo que es normal", expresó el jefe de estado, quien anunció que la Fiscalía seguirá con las investigaciones y que espera que muy pronto todos los colombianos sepan qué fue lo que en realidad pasó.
Tras su discurso volvió a tomar el micrófono y se comprometió a darle una casa al padre del uniformado y a entregarle unos recursos al municipio de Palestina para que en Arauca construyan un parque principal. Puso como condición que el parque tenía que llevar el nombre del policía muerto para rendir homenaje.
Finalmente la banda marcial de la Policía entonó los honores al Santísimo. Después, un minuto de silencio para darle el último adiós al patrullero Díaz, a quien sepultaron en el cementerio local que queda a unas cuatro cuadras de la humilde casa en la que vivió desde que era niño.
El dato
Jairo Antonio Díaz Vergara había nacido en Chinchiná (Caldas) pero fue criado en el corregimiento Arauca. Tenía dos hermanas Deisy y Keterinhe. Con una de ellas era mellizo.
No lo olvidarán*
A principios de diciembre de 2012, Q’hubo lo acompañó a él y a otros de sus compañeros de la institución a entregar regalos, ropa y comida a la Fundación Favidi para niños discapacitados en el barrio Caracolí, de Ciudad Bolívar.
Jairo tenía apadrinados a 20 niños y jóvenes. “Los niños le decían ‘el padrino Jairuchis’. Nunca esperamos un final tan trágico para una persona con un corazón tan noble”, aseguró Patricia Castilla, directora de la Fundación.
En medio del llanto, la mujer aseguró que la pérdida es muy grande y dolorosa. “Perdimos un ángel muy grande, pues para ayudarnos él siempre daba cantaleta en cualquier lado. Acá llegaba con leche, huevos y pan... nunca con las manos vacías”, recordó la mujer.
Como homenaje al patrullero Díaz, los niños de la Fundación le hicieron un mural con mensajes de bienvenida, a la espera de la pronta llegada del joven. Sin embargo, esa expectativa no se cumplió.
Jairo Díaz, padre del patrullero muerto, aseguró que la versión del accidente no lo convence.
“Nunca pensé lo peor, siempre creí que lo íbamos a encontrar con vida”, aseguró. Exigió veracidad en la investigación sobre lo que para él es un evidente crimen.
* Información de Q'Hubo - Bogotá.
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