Brahian esperaba lo peor, pero la vida le brindó otra oportunidad

LA PATRIA | MANIZALES

-¿Brahian?

-"Sí, acá hay un pedacito todavía".

Era la voz de Elsa María García contestando el celular de manera jocosa cuando preguntaban por su hijo, el niño que por poco pierde la vida el pasado 2 de octubre cuando decidió lanzarse por una loma de la Ruta 30 (Manizales) y chocó de frente contra una camioneta.

Brahian Franco García, de 13 años, responde y cruza algunas palabras con su interlocutor, cuelga y luego atiende al periodista de LA PATRIA para contar cómo ha vivido su recuperación tras mes y medio del accidente.

Sus amigos lo invitaron a salir ese domingo mientras los colombianos decidían si aprobaban los acuerdos que logró el Gobierno con las Farc en La Habana.

Su padre, José Antonio, tuvo que salir al trabajo de manera urgente y el muchacho se quedó solo y aceptó la invitación. Desde ese momento no volvió a recordar nada, solo hasta el miércoles siguiente que despertó del coma en el Hospital San Jorge, de Pereira, intubado, adolorido y con un tutor (un aparato para unir un hueso roto) en el muslo izquierdo.

Este pequeño aficionado al stunt (hacer maniobras en bicicleta), solo repite lo que sus amigos le contaron. Que empezaron a descender y a pasar curvas, el que iba adelante suyo evitó el impacto, pero con esa suerte no corrió Brahian.

Malherido e inconsciente, lo trasladaron a la Clínica Versalles, pero los médicos les advirtieron a los padres que se prepararan para lo peor. Que debían trasladarlo a Pereira para saber si habría posibilidad de salvar su vida.

Encomendados

El pronóstico no era alentador: Trauma craneoencefálico severo, trauma de tórax, hemorragia en la pierna izquierda. La ambulancia llegó a tiempo al San Jorge. Pero su familia se encomendó a sus santos, rezaron fervorosamente a Dios, ofrecieron misas... y los escuchó.

Los médicos le salvaron la vida a Brahian, no perdieron la fe pese al desalentador pronóstico. Incluso debían estar preparados por si no volvía a caminar o si quedaba con algún problema mental.

Pero no solo se salvó, sino que ya hace algunas cosas solo. Pocos sobreviven un accidente como el suyo para contar la historia. Por eso hizo un llamado a los jóvenes para que eviten estas prácticas peligrosas; que piensen en su salud y en sus familias, y que no tengan que pasar por dolorosas recuperaciones, o peor aún, morir.

Elsa también les solicitó a los padres mayor cuidado con sus hijos. Por poco sintió lo que era perder el suyo y no quiere ver que otros pasen por ese sufrimiento.