LA PATRIA|MANIZALES

Andrés Betancur Cardona, alias Páramo, y Juan Fernando González, alias Caco, fueron sentenciados a 10 años de prisión por el Juzgado Segundo Penal del Circuito. La Fiscalía 21 seccional los acusó por doble tentativa de homicidio simple y porte ilegal de armas, en hechos ocurridos el 29 de septiembre del año pasado, en límites entre el barrio Bajo Andes y la cancha de Arrayanes.

Ese día perseguían a Gustavo Adolfo Ocampo Giraldo, de 24 años, pero en medio de los disparos resultó herido, en la cabeza, un niño de seis años, asomado en una casa del sector. Según la Fiscalía, los hechos fueron a las 8:00 de la noche y se dieron por intolerancia y rivalidades entre habitantes del sector.

Los acusados conformaban un grupo dedicado a la venta y consumo de estupefacientes. Así mismo, según el ente acusador, usaban armas de fuego para atentar contra los vecinos, con tal de obtener jerarquía en la zona. Ese día, Ocampo Giraldo estaba en el sitio y aparecieron tres hombres que, con un arma, atentaron contra su integridad física

trataron de pretendía consumir una porción. La víctima logró huir, pese a que le dispararon en seis ocasiones. Sin embargo, uno de los proyectiles se desvió hacia la casa en la que estaba el menor de edad y se incrustó en su cráneo. Tuvo fractura abierta del hueso frontal, herida que puso en riesgo su vida. La bala no salió.

Ocampo Giraldo reconoció a Páramo y Caco, que fueron capturados y no recibieron beneficios, pues atentaron contra un menor de edad.

La familia de Ocampo Giraldo le explicó a LA PATRIA que él alcanzó a percibir las intenciones de los dos maleantes y por eso pudo huir. No entienden cómo no le pegaron un solo tiro, si le dispararon a escasos tres metros de distancia. Lo salvó también que le abrieron la puerta de una casa, donde se alcanzó a esconder. Luego, los dos tipos huyeron y los capturaron al día siguiente. Aseguraron que él no tenía problemas con esas personas.

Sobre el niño

Los familiares del niño de seis años notaron que lo habían herido solo minutos después del hecho. Lo trasladaron de inmediato a una clínica. El menor, según allegados, está bien, pero aún tiene esquirlas en su cabeza.

La familia quedó contenta con la sentencia, pues solo querían que se hiciera justicia.