Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
La tragedia que ocurrió en Manizales el pasado 19 de abril, durante la que fallecieron 17 personas, y los efectos que dejó en los sobrevivientes y habitantes de la ciudad, generó interrogantes entre distintas instituciones locales sobre la importancia del trabajo psicológico con las víctimas de los sucesos adversos.
Sobre el tema se pronunció el español Florentino Moreno Martín, profesor de psicología social y director de un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. El experto dijo que cualquiera que sea la fuente de la calamidad, sus colegas deben darle sentido al dolor sin hacer invasivos los tratamientos.
"Está un área de la psicología relativamente reciente que se ha ido fraguando en los últimos 15 años. Está para atender a las personas que sufren o pasan por algún desastre o atentado. Cuando uno vive un hecho muy estresante, inesperado y desproporcionado tiene por delante un afrontamiento difícil. Antes lo normal era aguantarse la situación, ahora hay otro camino", puntualizó el académico tras una conferencia en la Universidad de Manizales.
- ¿Cómo se da esa ayuda?
Ahora, en primera instancia, para atender las situaciones, se usa que con el grupo de médicos, enfermeros, bomberos, etc, vayan psicólogos. Lo que se hace básicamente es acompañar a las víctimas y ayudarlas a afrontar y a darle sentido a lo que pasa.
- ¿ Cómo se hacen las intervenciones posteriores?
Es a un plazo más largo, pasados días y semanas, son más personales y centradas en los problemas particulares de cada persona y en su duelo. Hay dos perspectivas de trabajo. Una más convencional, que es trabajar el estrés postraumático cuando se han contemplado eventos fuertes. Es un trabajo muy conservador y tiende a tratar al paciente con terapia psicológica. La otra perspectiva, que es más social, trata de acompañar a las personas en la aceptación de las nuevas condiciones de vida y a resignificarla.
- ¿Cuáles son los eventos traumáticos que más impacto generan en las personas?
La muerte de los seres queridos derivada de acciones del hombre. Es decir, por guerras, atentados, asesinatos, entre otros, que -en teoría- podrían ser evitables. El fallecimiento de los niños, de los hijos, es mucho más traumático que los de personas mayores. Los decesos generados por procesos naturales (avalanchas, terremotos, etc) también son muy dolorosos.
- Quienes sufren más, ¿las mujeres o los hombres?
La diferenciación no está por género si no por la forma de expresar lo que se siente. Es más habitual que sean las mujeres las que expresen sus emociones de duelo que los varones. Ellos son más reservados. En todo caso, lo que menos deben hacer los profesionales es presionar a las personas con frases como: 'tienes que llorar', 'cuéntame lo que pasa porque si no va a ser peor', no. Esa nunca deberá ser la idea.
- ¿Cómo debe ser la relación afectado-psicólogo?
Si se establece una buena relación y un vínculo sano entre paciente y profesional, de una forma sosegada y respetando los límites y la dignidad del otro, lo normal es que cuenten las cosas naturalmente.
- ¿Cómo es el trabajo cuando la pérdida lastima a varias personas de un mismo núcleo?
Depende del tipo de evento. Cuando no se puede hacer trabajos abiertos para hablar las cosas y contar lo que se siente, se dan trastornos muy amplios. Así es muy difícil hacer un trabajo de recuperación y de salida del duelo. Cuando se da una misma afectación, lo que se recomienda es un trabajo en comunidad. La dinámica debe ser siempre la de reconstrucción.
- ¿Puede afectarse más una persona que otra?
Es normal que eso pase. Nosotros tenemos ciertas vulnerabilidades y cada persona afronta las situaciones de un modo distinto. Y vale resaltar que hay seres que tienen una conducta más resiliente que la de otros, lo que lleva a recuperarse más rápido. No siempre, ante un hecho traumático, se tiene que pasar por el psicólogo, es algo opcional.
- ¿Cuáles son las sensaciones habituales en estos eventos adversos?
Lo habitual es que justo en el momento en que están sucediendo los eventos se tenga una sensación de que no es real, de pánico, de descontrol, etc. Luego puede haber distintas emociones en diferentes personas. La ira, por ejemplo, se produce en las ocasiones en las que el agente desencadenante está identificado, el causante de lo que pasa. Otras se resignan, porque tienen muy apropiada la idea de la predestinación, de que Dios lo ha querido así. No todos pasamos por lo mismo, aunque sí hay pautas comunes como el miedo.
- ¿Se hace necesaria la medicación en estos tratamientos?
No siempre. Solo debe darse en los casos que sea necesario y siempre con las recomendaciones expresas de un psiquiatra.
Foto | Archivo | LA PATRIA
Florentino Moreno Martín.
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