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Humanizar la guerra parece un contrasentido, porque por sí misma la guerra es inhumana como lo podemos ver a diario con lo que sucede en territorio palestino en la Franja de Gaza o en predios de Ucrania ante la invasión de Rusia, por mencionar apenas dos de los conflictos más mediáticos de los últimos tiempos y que siguen vigentes. Pero son por lo menos una veintena de enfrentamientos similares que siguen presentes en el orbe sin que cuenten con el rechazo internacional y la búsqueda de salidas negociadas para evitar más muertes. Esa es una realidad en el mundo de las tecnologías de la información que deberíamos luchar para no aceptar, porque todas las vidas son igual de importantes, no solo las que se cubren en vivo y en directo.
La nueva visita del secretario de Estado de los Estados Unidos a Israel, en pleno cese al fuego esta semana, mostró un cambio de discurso del país del norte y aliado protector de estado judío, al instar a que se protejan las vidas de los civiles, a que no se ataquen los escenarios de la ONU y a que, en caso de que se lleguen los combates al sur, no se vaya a hacer de la misma forma que se hizo en el norte y que ya dejó por lo menos 15 mil muertos. No es tolerable esto para el mundo y cada vez son más los países que se suman a rechazar la cantidad de bajas de civiles y, sobre todo, de niños por los ataques indiscriminados. Sin embargo, más tardó Blinken en abandonar el suelo israelí que en reanudar este los bombardeos, que en pocas horas dejó más de un centenar de muertos.
Es evidente que el primer agresor fue el grupo terrorista Hamás y que Israel tiene derecho a defenderse ante la barbarie, pero un estado que se asume democrático no puede actuar con la misma actitud de quien desdeña de las normas internacionales de los derechos humanos y del DIH. Es lamentable que esto suceda y debemos entender que siempre la guerra es un fracaso de la humanidad. En medio de esa situación, hay que valorar el cese al fuego para la liberación de 110 secuestrados israelíes en la violenta incursión de Hamás. El precio ha sido la devolución de palestinos que permanecían detenidos. Aún permanecen por lo menos 137 israelíes cautivos.

En Colombia sabemos el daño que causa a las familias y a la sociedad el tener un ser querido secuestrado. Se tiene que rechazar este sistema en todas sus formas, incluso como la moneda de cambio que pretende Hamás. Es necesario que se siga trabajando en contar con una autoridad palestina que pueda gobernar Gaza, pero completamente independiente de Hamás, que debe desaparecer, como es el empeño del pueblo de Israel, pero de nuevo advertimos se debe tener cuidado de no seguir ahondando la barbarie y la tragedia humanitaria del pueblo palestino.