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El Volcán Nevado del Ruiz vuelve a ser motivo de atención en el país. Su sismicidad aumentó tanto en los últimos días que llevó al Servicio Geológico Colombiano (SGC) a pasar de nivel de actividad amarillo a naranja, este último que significa erupción probable en término de días o semanas. Desde el 24 de marzo comenzó a registrar aumentos. El 29 fueron por lo menos 11 mil, nivel considerado de los más altos desde 1985 que se monitorea el volcán, todos localizados a una distancia del cráter Arenas entre 2 y 5 kilómetros y con profundidades entre 2 y 4 kilómetros respecto a la cima.
La situación no es nueva. Ya había ocurrido en el 2012, cuando tuvo dos erupciones pequeñas y el mismo cambio de actividad. Hacia septiembre de ese año el nivel de actividad bajó, lo que hizo retornar a amarillo y así se había conservado hasta el 30 de marzo en la noche, cuando el SGC comunicó la decisión. No debe ser para atemorizarse, más bien para estar preparados, conocer del Ruiz y sus señales y saber cómo actuar ante ellas, según el territorio en el que habitemos y qué tan cerca estemos del volcán.
El fatídico 13 de noviembre de 1985, cuando el volcán hizo erupción y los fenómenos que desató acabaron con la vida de por lo menos 25 mil personas e hicieron desaparecer a Armero (Tolima) del mapa, debe ser un aprendizaje para no repetir esa historia. Más bien estar atentos a lo que diga el SGC como institución experta en el estudio y monitoreo del volcán, a acatarlo y a tomar medidas para prevenir riesgos y salvar vidas. Ahí es donde deben estar liderando los consejos municipales y departamentales de gestión del riesgo, con las alcaldías y gobernaciones detrás, que son los responsables de tener al día y funcionando los sistemas de alarmas para las áreas de influencia del volcán y los planes de contingencia para cada departamento.
No se sabe exactamente qué tipo de erupción va a hacer el Ruiz o si vuelve a bajar pronto su nivel de actividad. Lo que está ocurriendo debe tomarse como una especie de simulacro para probar que las alarmas estén funcionando en las poblaciones, definir qué tan actualizados están los protocolos para actuar y si no existen elaborarlos. La ciudadanía estar atenta a lo que pueda ocurrir, que para el caso de municipios de Caldas y Tolima cercanos es tener a la mano los elementos para protegerse de la caída de ceniza volcánica que sería la mayor afectación. La mayor afectación sería con los ríos que nacen el volcán, y para mitigar crecientes súbitas y avalanchas es que deben estar preparadas las autoridades.


La recomendación más importante es conservar la calma, frente a este y cualquiera de los riesgos que nos rodean en el territorio. El llamado también es a ser consecuentes y a acatar las medidas, como el cierre del Parque Nacional Natural los Nevados para evitar que en cualquier emergencia se convierta esto en un problema. Bien decidido, así estemos en temporada alta para el turismo. Lo que se debe privilegiar es la protección de la vida. Qué tal que haya una erupción y el Parque y sus vías estén llenas de turistas. Sería algo otra vez para lamentar.