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Los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas llevaron en el 2023 a padecer hambre aguda en 59 países del mundo. Serían unos 281,6 millones de personas, cerca del 20% de la población mundial, según el informe anual de la Red Global contra las Crisis Alimentarias en colaboración con la FAO y otras agencias de la ONU. Para el país, lo más delicado es que Colombia ingresó a la lista de los países con más inseguridad alimentaria, en el rango superior a un millón de personas.
El Informe caracteriza a la población colombiana con altos niveles de pobreza, desigualdad de ingresos e informalidad laboral, aunque es un país con ingresos entre medios y altos y existe capacidad gubernamental para dar apoyo. 1,6 millones de personas, 3% de la población residente, se enfrentó el año pasado a graves niveles de inseguridad alimentaria, y lo más triste es que haya ocurrido con mayor énfasis en zonas rurales. De la población migrante y de refugiados en Colombia dice que la proporción que sufrió este fenómeno fue del 62%, que representan 2,9 millones de personas. Cifras todas que empujan el crecimiento del hambre en Latinoamericana y el mundo.
En las mediciones de Barómetro de las Américas sobre este tipo de inseguridad, Colombia aparece en sexto lugar en el 2023. Mientras 14% de encuestados en el 2022 se quedaron en sus hogares sin alimentos por falta de dinero o recursos, al año siguiente se subió a 29%. De toda Latinoamérica, Haití fue el de mayor inseguridad alimentaria entre los dos años (42% y 78%). Se sabe que los procesos migratorios traen consigo este tipo de problemas y Colombia ha recibido, de paso o para quedarse, un alto número de migrantes en la última década. Lo que debería preocupar mucho es que ocurra entre la población residente.
El país tiene una gran riqueza de recursos, por eso no se compadece que alguien esté con hambre, sobre todo en el campo. Hay que educar y capacitar en veredas y en ciudades en las cuales el entorno lo permita para volver a las huertas caseras, por ejemplo, a los sembrados de alimentos para el consumo familiar. Eso podría ayudar mucho y es de bajo costo si el Estado se preocupara por brindar elementos como semillas a las poblaciones más vulnerables para que produzcan alimentos sanos. Lo hizo en una época la Federación Nacional de Cafeteros a través de labores de extensión, replicar estas experiencias valdría la pena. No se trata solamente de entregar tierras, porque nada se logra con tenerla si no se sabe aprovechar.

Datos del Informe de Calidad de vida 2022, según Manizales Cómo Vamos, en Caldas la inseguridad alimentaria era leve o ninguna para esa época. Quizás la región no sea de las más afectadas por este fenómeno, pero sí hay escolares que asisten a las instituciones educativas por ser la única forma de consumir alimentos o personas que tienen que acudir a la caridad del Banco de Alimentos y de otras organizaciones sin ánimo de lucro en los municipios, que cumplen una labor invaluable con la entrega de mercados. En estas entidades es que también hay que poner el foco, porque son las que saben cómo y a quién calmarle el hambre porque de verdad lo necesitan.