Después de diversas ambivalencias acerca de si podrían celebrarse sesiones virtuales en las que se les diera trámite a las iniciativas legislativas propias y las presentadas por el Gobierno Nacional, por fin se celebraron plenarias en el Congreso de la República haciendo uso de las tecnologías de comunicación remota. Tuvieron que darse muchas discusiones que se nos antojan inanes para que se tomara conciencia de que no se podía mantener la pasividad y que había que comenzar a actuar.
Así lo hicieron el Senado de la República el pasado lunes en la tarde y la Cámara de Representantes el martes, en sesiones que contrario a lo que ocurre en condiciones normales contaron la presencia de la gran mayoría de los legisladores. Incluso, en la del Senado participó Gustavo Petro, quien ese mismo lunes había sido sometido a una endoscopia en Cuba para
reconfirmar una lesión cancerígena en su esófago. En el caso de la Cámara, que tiene la característica de que está compuesta por miembros de todos los departamentos, incluidos varios con graves problemas de conectividad digital, todo funcionó muy bien, en general, durante la jornada, aunque con algunos inconvenientes técnicos al principio.
Desde luego, la ocasión fue aprovechada por legisladores de varias regiones para reclamar del Gobierno Nacional recursos para hospitales, señalar consecuencias negativas para la economía en sus regiones y hasta hablar del manejo irregular que podría estarse haciendo de los recursos en algunas administraciones territoriales, pese al hambre de muchos hogares en apartados municipios. Sin duda hay muchas cosas pendientes por atender en todo el país, las cuales se hacen más evidentes en momentos críticos como el actual, pero en eso más que hacer críticas hay que ver cómo los congresistas se suman a colaborar para que toda la estrategia que se está aplicando para controlar la pandemia de Covid-19 en el país sea exitosa.
Con estas sesiones virtuales se demuestra que sí es posible que el Legislativo trabaje, siguiendo los lineamientos de la cuarentena, y al mismo tiempo sin perder su razón de ser. Se espera que los congresistas dejen de lado tantas discusiones livianas para avanzar en el debate de los principales asuntos del país, más en un momento en el que hay tanta incertidumbre alrededor del futuro, con una economía golpeada y un sistema de salud que hasta el momento ha funcionado bien gracias a los resultados de las medidas de aislamiento social tomadas a tiempo, pero que requiere sin duda superar sus debilidades cotidianas.
La virtualidad, inclusive, demostró que ayuda a que se respeten los tiempos de intervención de los legisladores, algo que generalmente no ocurre en el Capitolio, e incluso hubo al parecer más interés de los congresistas por lo que decían sus compañeros. Con una buena actitud en ese sentido el pueblo colombiano, que tiene ahora una mayor posibilidad de seguir las sesiones por redes sociales y saber de primera mano lo que manifiestan los congresistas, podría ver que el trabajo que desarrollan es útil para el país.
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