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Pereira y Dosquebradas (Risaralda) sufren hoy una delicada emergencia por cuenta de lo que sería una contaminación de su acueducto con virus que causan hepatitis A, provenientes de una fuente indeterminada. Es tan grave el problema que, pese al riguroso tratamiento que se hace del agua en las bocatomas (con incremento del cloro, inclusive), se le pide a toda la ciudadanía que antes de consumirla sea hervida para prevenir contagios. Las alarmas se prendieron cuando en Dosquebradas los reportes de este tipo de hepatitis pasaron de 7, entre enero y febrero pasados, a 23 en solo marzo. En los meses siguientes la situación ha empeorado.
Pese a que los análisis hechos por Aguas y Aguas de Pereira no arrojan resultados que confirmen la contaminación de las aguas, los indicios llevan a que la causa podría estar allí. Los análisis del Instituto Nacional de Salud (INS), por el contrario, muestran la posibilidad de contaminación del líquido con hepatitis. Se analiza actualmente si hay filtraciones en el alcantarillado en algún sector de la red de tuberías, que podrían estar contaminando segmentos del acueducto, que estén ocasionando la emergencia. Los análisis físico-químicos del agua en las distintas muestras han permitido descartar que los virus estén en las redes de acueducto, pero la posibilidad de una contaminación accidental está abierta.
Hay que entender que la hepatitis A se transmite, generalmente, por vía fecal-oral, cuando una persona ingiere alimentos o agua que están contaminados por las heces de alguien infectado. El hecho de que el número de casos lleve a que se hable de un brote genera riesgos de epidemia si no se toman medidas radicales para evitar que se agrave el problema de salud pública. Importante, entonces, el llamado que se hace a vacunarse y a tomar precauciones domésticas para no terminar engrosando las estadísticas de infectados.
¿La causa podría estar en los vertimientos contaminantes que se hacen en la parte alta de la cuenca del río Otún, antes de la bocatoma? Eso es algo que deberá investigarse con mayor rigor. La Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder) debe hacer análisis exhaustivos e intervenir las posibles fuentes de contaminación. Seguramente también es complejo identificar posibles filtraciones del alcantarillado en el acueducto, pero son esfuerzos que deberán hacerse para un control efectivo de la emergencia.
Este grave problema que padecen nuestros vecinos debe llevarnos a valorar en su justa medida, que luego de varias décadas de haberla proyectado, por fin se concrete la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Manizales. Para ella el Gobierno Nacional aseguró el aporte de recursos, que unidos a los de Corpocaldas, la Alcaldía, Infimanizales y Aguas de Manizales, para un total de $109 mil millones, harán posible empezar obras a comienzos del año entrante. Contar con esta planta asegura avances en la descontaminación de nuestras cuencas principales, y por tanto controles a potenciales focos de insalubridad y contagio de enfermedades.

El beneficio será para cerca de 250 mil personas de los municipios del Centro Sur de Caldas, quienes dejarán de recibir en sus sistemas de acueducto aguas altamente contaminadas provenientes de Manizales y Villamaría, principalmente, que son los centros urbanos en los que las industrias y los hogares aportan más contaminación a ríos y quebradas. Este es un gran paso de Caldas, que también exige que en todos los ámbitos mejoremos nuestra relación con el agua, logrando que la PTAR no tenga que trabajar con la exigencia máxima, lo cual impactaría desfavorablemente las tarifas en la región. También es positiva la alternativa de generar energía eléctrica allí, lo que representará ingresos que ayuden a recuperar la inversión y a garantizar que sea autosostenible.