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Para hoy está convocada una nueva jornada de paro nacional, en la que los manifestantes ya no solo rechazarán una posible reforma tributaria que consideren desequilibrada, sino que según los organizadores las movilizaciones exigirán que se retire la reforma a la salud que se tramita en el Congreso de la República, que se apruebe una renta básica para los más vulnerables, que cesen las acciones en las que haya uso desmedido de la fuerza por agentes del Estado y que se busquen consensos en toda clase de temas en los que existen demandas sociales desde hace tiempo.
 Esto ocurre al cumplirse una semana de protestas que, en numerosos casos, han terminado en actos de vandalismo y duros enfrentamientos de pequeños grupos de manifestantes con agentes de la Policía y del Esmad, situación que ya acumulan cerca de 20 muertos, según un informe de la Defensoría del Pueblo, aunque podrían ser más.
 Los hechos más graves se presentan en Cali, donde son visibles situaciones alarmantes en cuanto a la destrucción de bienes públicos y privados, pero también una reacción desproporcionada en contra de los manifestantes. Eso ha permitido que hombres armados, cuya procedencia no se conoce, aparezcan en medio del caos haciendo uso de armas de fuego contra los uniformados, lo que ha generado un ambiente de terror desbordado.
 En otras ciudades del país, entre ellas Manizales, también se han dado casos graves de vandalismo, reyertas entre manifestantes y policías, así como represión de estos últimos a jóvenes que hacían un plantón en el Cable. Son situaciones que generan miedo entre los manizaleños acostumbrados a una ciudad en paz. Es un momento de agudas tensiones, en el que el bien más preciado, además de la vida, debe ser la cabeza fría, para no permitir que las emociones terminen crispando aún más el ambiente y generando peores situaciones de zozobra a las que ya hemos padecido.
 El llamado es a manifestarse sin perder la calma, exigir derechos pero también respetar los de otros ciudadanos, actuar con mucha sensatez. Las vías de hecho en la protesta terminan afectando a la mayoría de ciudadanos. Por ejemplo, es muy censurable que el oxígeno para pacientes de covid-19 en Antioquia no llegue a causa de los bloqueos de las vías, o que toneladas de productos agrícolas se pudran en las carreteras, y se genere así un desabastecimiento de alimentos en las ciudades. Se requiere mucha sensatez.
Es lo mismo que se le pide al gobierno del presidente Iván Duque, que la Fuerza Pública cumpla el mandato constitucional de proteger a todos los colombianos, sin discriminación, que ejerzan el respeto a los derechos humanos y que cada uno de sus miembros se cuide de no perder la cordura. Desde el Ejecutivo deben ser escuchadas las voces de los ciudadanos, desesperados por una crisis social y económica que se agravó con la pandemia, que exigen a sus gobernantes una mayor austeridad en el Estado, lucha contra la corrupción y unas políticas que de verdad apunten a la equidad y el bienestar general.