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Llegaron las lluvias intensas y con ellas los deslizamientos de tierra, las crecientes de los ríos, las inundaciones, los puentes averiados. Varios aguaceros durante este mes, acompañados por vendavales, han sido suficientes para que en Caldas haya cerca de 40 puntos críticos en las vías intermunicipales, debido a que se han dado taponamientos o inclusive caída total de la banca de la carretera, como ocurrió en el sector de Lavaderos, en la vía a Filadelfia. Corpocaldas calcula que esa sola reparación necesitará por lo menos una inversión de $15 mil millones. Lo grave es que fueron 57 derrumbes durante el fin de semana, según la Secretaría de Infraestructura de Caldas.

De acuerdo con los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) varios factores como la tradicional temporada húmeda de final de año, el fenómeno de La Niña y las condiciones meteorológicas en el Caribe, que facilitan el surgimiento de huracanes, harán que las lluvias sean copiosas durante varias semanas más. Eso podría generar situaciones de riesgo mayores, no solo para las vías sino para la estabilidad de los terrenos, en general, en la zona Andina, y específicamente en Caldas. Esto hace que los riesgos también sean para las personas en algunos centros poblados que tienen antecedentes de inestabilidad geológica. Hay que estar muy atentos.

Hay lugares como El Brillante, por donde pasa la vía del corregimiento de San Bartolomé a Pácora, en la que siempre que llegan las lluvias se tienen deslizamientos grandes, debido a la presencia de la falla Romeral. Allí se tiene estudiada una solución que implica mover la carretera unos 400 metros, pero será necesario no solo tener los recursos para el proyecto, sino la colaboración de los dueños de los terrenos que se necesitan. Algo similar ocurre en la zona de Quebrada Seca, en Aranzazu, donde actualmente hay varias veredas incomunicadas. En La Blanquita, entre Pácora y Aguadas, también hay permanentes derrumbes que requieren intervenciones más profundas.

Ayer, en la salida de Manizales hacia Chinchiná, por la doble calzada, antes de San Peregrino, un derrumbe tapó un carril completo y parte del segundo. La rápida acción de la maquinaria amarilla logró remover el material y reabrir el paso. Algo similar ocurrió en el sector La Unión, en Salamina, lo que bloqueó la vía hacia Aranzazu. En el corregimiento de Irra (Quinchía-Risaralda), en la carretera hacia el casco urbano también fue reportado un deslizamiento que bloqueó la movilidad varias horas. Como si fuera poco, un deslizamiento en la vereda El Vergel afectó el acueducto que surte a Marmato de agua potable, lo que obligó a declarar la alerta amarilla en el municipio. La Secretaría de Infraestructura tiene identificados en Caldas 500 sitios críticos en la red vial, de los cuales 341 están claramente georreferenciados. No obstante, para poder solucionar definitivamente los riesgos por las lluvias se requerirían inversiones de unos $54 mil millones. Los más urgentes requieren $8 mil millones, que aún no se tienen para ejecutar tales intervenciones.

Además de los peligros para la vida de los pobladores de numerosos lugares de Caldas, la actual situación climática perjudica directamente a los campesinos, quienes se quedan en muchos casos sin poder sacar sus productos para la venta. De hecho, muchos pequeños caficultores, que están en plena recolección de la cosecha, tienen problemas serios para llevar el grano a las cooperativas.